tag:blogger.com,1999:blog-41667226298062626832024-03-12T22:31:46.926-07:00Angélica FuriosaBlog de la escritora Marta Aponte AlsinaUnknownnoreply@blogger.comBlogger307125tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-5574828601795363362023-04-16T08:20:00.000-07:002023-04-16T08:20:38.967-07:00Primeros párrafos<h1 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;"><br /></span></h1><h1 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;"><br /></span></h1><h1 style="text-align: left;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLZ26n7wyulX-cfHysD-oV39eQ3mksiF5Urduarl2hqNqptk9PwapoK8PKFdf10NH8pwa6TjQDJi4k8d9GM563DLI6s-7Nbf-NLOD9PhFaWMYkwGENKXnVVx9z8zwJ5xGNf3hkWZJQPjuZmCBS7HPtWPuB-0_MDyLy-AFbTHkJxlm_q89u73vpbXY7/s701/cartas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="701" data-original-width="526" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhLZ26n7wyulX-cfHysD-oV39eQ3mksiF5Urduarl2hqNqptk9PwapoK8PKFdf10NH8pwa6TjQDJi4k8d9GM563DLI6s-7Nbf-NLOD9PhFaWMYkwGENKXnVVx9z8zwJ5xGNf3hkWZJQPjuZmCBS7HPtWPuB-0_MDyLy-AFbTHkJxlm_q89u73vpbXY7/s320/cartas.jpg" width="240" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div></h1><h1 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">Recuerdo cuando recibí el envío de mi sobrina. Leí su
letra en una nota breve: quizás me interesaría conservar aquellas cartas. No
pensé en sus intenciones, aunque ahora, años después, se me ocurre que la
intención importa menos que los efectos del tiempo: las cartas deben regresar
al lugar de origen de sus autores, como habían regresado poco antes las cenizas
de mi hermana. Coloqué el sobre en un anaquel, sin abrirlo, hasta unas semanas
antes de comenzar a redactar este libro.</span></h1><h1 style="text-align: left;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;"> Aquel día saqué al azar una de las
cartas de mi padre a mi hermana. Cuando Mili y yo vivíamos en Estados Unidos,
ella en Pennsylvania y yo entre New Jersey y Nueva York, papi nos enviaba dinero
en cada carta, un billete de veinte dólares, por ejemplo, y las cartas pasaban
a un segundo plano ante la solución inmediata de una carencia. Las que recibía
yo eran breves y apresuradas. Pero la carta aquella dirigida a mi hermana contenía
todo un relato bastante detallado de un almuerzo de día de acción de gracias, contado
con la ironía de quien sabe callar lo que siente.</span></h1>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-86844087900602738762023-04-15T07:34:00.000-07:002023-04-15T07:34:29.689-07:00De jardines<h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;"><br /></span></h3><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;"><br /></span></h3><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: center; text-indent: 0.5in;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDz7VzZYoKn1D5RSZkcwiEXA4R7W3VcpzQ6g_Ucy0GO2LRVR6Ly4jRMoZwVA9DhOMzRXDF5xRNGX76_mJNU627J02la47RgiPK3CF4TeIyPbN621o8r7g5XLSnFOr2J0wtzUeRu9yZV4dkJxjH8rhtNVWu4ZUW14lhwW41PY2VtLhUeyIpOa0PhWIR/s650/violetas-africanas-flores.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="433" data-original-width="650" height="213" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDz7VzZYoKn1D5RSZkcwiEXA4R7W3VcpzQ6g_Ucy0GO2LRVR6Ly4jRMoZwVA9DhOMzRXDF5xRNGX76_mJNU627J02la47RgiPK3CF4TeIyPbN621o8r7g5XLSnFOr2J0wtzUeRu9yZV4dkJxjH8rhtNVWu4ZUW14lhwW41PY2VtLhUeyIpOa0PhWIR/s320/violetas-africanas-flores.webp" width="320" /></a></div></h3><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">En </span><i style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">La novela de los veinte años</i><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">, Tapia escribe
sobre un jardín de Miramar en el siglo XIX. Alguna casa de Miramar conserva todavía
su solar extenso, como el espacio descrito por Tapia. Hay en ese patio de
Miramar a mediados del siglo XIX varios árboles</span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">
</span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">grandes y más de un ejemplar de cada uno: flamboyanes, tamarindos,
mameyes (¡en forma de pirámides!), almácigos y una acacia enorme. Hay un orden
en el jardín que impide pensar en una ruina abandonada al desorden de la
naturaleza. Simétricas calles y grupos pintorescos de bosquecillos donde las
plantas florales imperan. Rosas de especies variadas, claveles, jazmines,
nardos, azucenas, lluvia de coral y una glorieta situada en el centro del patio
y “cobijada a su vez por el arrayán balsámico, entapizada por el blando césped
y adornada de divanes cómodos para sentarse a gozar de aquel encanto”. El personaje
que espía se instala en “una enorme acacia, formada por los años y respetada
por su hermosura cuando se edificó la quinta, desde cuya copa frondosa y
elevada puede atisbar según su objeto.”</span></h3><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Un
jardín cultivado, evocador de pinturas galantes, a unos minutos de la ciudad
murada de aires insalubres. Para tener jardín había que poseer algún terreno,
por reducido que fuera. Un jardín señala el lujo de la inmovilidad.</span></h3><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Recuerdo las especies del jardín de mis abuelos
paternos. Decir jardín es mucho decir. Era una franja de tierra negra entre un
borde de la carretera de entrada al pueblo y el balcón de una casita tan breve
que años después, al visitarla, me
asombró que años atrás, cuando era nuestra, cupiera tanta gente. El jardín debe
haber tenido tres pies de ancho, a lo sumo, pero no he visto luego un espacio
más densamente poblado. Recuerdo los nombres de las plantas porque mamita
Justina los mencionaba al señalarlas. Begonias, hortensias (ella les decía
bella hortensias), espuelas de galán, gallegos, claveles, varitas de san José, abetos
(el que se usaba para adornos de bodas y graduaciones). Había una enredadera de
parra que daba sombra al balcón. Papito Berto le colgó un racimo plástico de
uvas. Seguramente cultivaban geranios en latas de leche en polvo, aquellas
latas significaban cierta solidez económica. </span></h3><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Luego, en la casita de urbanización en Bayamón, convergieron
otras especies compradas. Del trueque o regalo de un ganchito o de una semilla
entre personas de buena mano para prender o germinar, en la región imaginaria de las urbanizaciones
se favorecían especies más afines al paisajismo
suburbano. En Bayamón se estableció
Pennock Gardens. Las plantas de hojas vistosas desplazaron a las pequeñas y ajibaradas florales.</span></h3><div style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Una excepción a la moda de la grama y los setos fue la
violeta africana. Mi abuela le dedicó un espacio protagónico en su balcón, sembrada
en tiesto plástico o de barro. Las latas vacías de leche en polvo se fueron
convirtiendo en basura. Años más tarde me conmovió la mención de las latas de
Kresto y Denia en el segundo párrafo de “Las tribulaciones de Jonás”. </span>Si recuerdo bien, William Carlos Williams le dedicó un
poema a la violeta africana.</div><h3 style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-align: left; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 200%; text-indent: 0.5in;">El primer jardín botánico del nuevo mundo, otra tierra plana, se estableció en Trinidad.
Ese acto fundacional resume, desde
luego, el deseo de conocimiento, inseparable del contexto en el cual
se engarza: una política imperial. Tan pronto se establece una forma de vida,
una cultura, un país invasor, llegan sus hombres de ciencia y alguna mujer de
ciencia. </span><span style="font-size: small; text-indent: 0.5in;">He leído en otro lugar que el primer jardín botánico
del Caribe se estableció en la isla de san Vicente, ocupada por los británicos
y otros piratas. </span></h3><div><h3 style="line-height: 37.44px; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;">Los datos tienen el encanto de una casa que no cae al primer viento, aunque sea breve su gloria, porque igual lo que se cree inconmovible hoy dentro de unas generaciones pasará al ámbito de las ficciones que fueron verdades, como la forma rectangular de la Tierra. </span></h3></div>
<p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-75106125466899965712022-12-31T07:29:00.002-08:002022-12-31T07:29:50.989-08:00La novela del Lower East Side: primer vagido de la musa<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiVk7xb7ozoj4iv-Q8BpSrBmpygih3yEROXQF10jBYA8ll6YZ5PvorxgjDbfrNxtTQtxX_xmFLDSsY8bURfPZImTJ__TguZn3Pl_Ys-C4vyVp9t6i5s9IE1abcglowpJv370Vv1BEHp6y42SZLyVds8fehss6oGdmavfMoelCg70--wy9r_awGOkmq/s4608/tronco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="3456" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiiVk7xb7ozoj4iv-Q8BpSrBmpygih3yEROXQF10jBYA8ll6YZ5PvorxgjDbfrNxtTQtxX_xmFLDSsY8bURfPZImTJ__TguZn3Pl_Ys-C4vyVp9t6i5s9IE1abcglowpJv370Vv1BEHp6y42SZLyVds8fehss6oGdmavfMoelCg70--wy9r_awGOkmq/s320/tronco.jpg" width="240" /></a></div><br /><br /><p></p><p> <span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">(29 de febrero de 2008: primera idea sólida, tangible,
primera toma cabal de conciencia??? o primer acercamiento sólido a una idea
entrevista desde hace tiempo para la estructura de esta novela. Sensación de un
centro de gravedad en torno al cual se aglutinan esos deseos de totalidad.
Después de hablar sobre Sexto sueño en dos cursos de Fernando Cros, en la
mañana). </span></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Una calle, un trozo de calle. Nueva York. Fue la lectura de un cuento
de Nabokov donde se describe una cuadra, y además la evocación de un ensayo de
Virginia Woolf, el de la compra del lápiz. El trozo de calle, la manzana, las
fachadas de los edificios: es un pentagrama. Niveles espaciales y temporales.
Abres una ventana al mar, bajas a un sótano que puede llevarte al infierno. La
luz es pareja. La figura que narra es una especie de guardián. Cortos
horizontales, transversales, amplios, miniados, en fin, el mar en el agujerito
de esa calle; a lo largo del tiempo cabe la ilusión del mar en un agujerito. La
gente que ahí vive, la gente que vivió. Selección aleatoria de los personajes:
de ahora en adelante todo sirve. </span></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Acercamiento a una estructura musical??? La
calle se repite en todas las calles del L. East Side, pero muta continuamente.
Tiene carácter propio Por algún lado. Pero no y no lo tiene. Quiero dejar
constancia, apuntar la fecha y la hora del golpe: 29 de febrero de 2008 a eso
de las 3 y media de la tarde. Luego, a las 4 pm, creyendo que pasarían la
entrevista que me hicieron Rosa Luisa y Martorell, escucho una entre Rosa Luisa
e Iván Thays, moleskine. Habla de un gran ejecutivo que se hizo cocinero. Mi
narrador será un cocinero, ¡qué mejor vínculo! Y habrá un músico, no sé si él o
el pianista</span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;"> </span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">ruso de Arthurs o si son la
misma persona! O THE MODEL MAKER, THE MAP MAKER DE PIGLIA) (El 10 de mayo a la
12:40, cuando ya están escritas las primeras páginas, la vieja y la idea del
arrebato hacia el New Amsterdam adelanto u poco. Leí un capítulos sobre
sinestesia, el de la imaginación musical y el de brainworms del libro
musicophilia. También terminé de leer hoy la horrenda novela de C.. Depresión
absoluta y aprovecho la noche para penar. </span></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Pienso que tommy es
sinestésico. Ya hay varios personajes más: el ciego, Cristina Rivera Garza, la
viajera, el perrito que levanté de la calle, vaciado de sangre, la criatura más
suave que he tocado, lo levanté por las patitas, la cabeza le colgaba, estaba
vivo, suave como la gatita, no había muerto. Además leí el cuento la muerte de
T con zero, y entendí que hay dos planos de muerte de la muerte, porque son
constantes la muerte y el renacimiento: el plano celular, la sopa
indiferenciada. Debe haber otro en frecuencia contraria fuera, como el celular,
de la experiencia o percepción de la muerte individual. Otra cosa: también está
más claro Tommy, el sinestésico, el Rafael Hernández. </span></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Varios cuentos del caño
como el de la mujer parturienta. Me falta definir la acción sintagmática, la
que encadena las tramas individuales y las transforma y les confiere un sentido
más allá del episódico con esa transformación. Esa función le corresponde a
Tommy. ¿Estamos todavía en la calle, o es otra cosa: manicomio, teatro, piezas
de una maquinaria que él echa a andar? ¿Hacia dónde, con qué propósito?</span></p><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">(14 años más tarde: las preguntas quedaron en el aire y la novela fue cuento).</span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-5659061305504514702022-10-23T09:07:00.003-07:002022-10-23T09:14:04.723-07:00Sopas<p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpJ3l7gKi0yOdCZP-m9FgHmfA6tFqMGeCAFB5sNutmr7gnUVBitHJjULp4DCogBdCmrGEs-dX3M2XpZWfYk0SCnDFuToQd0bPeDhRnwAYI5oiP4GPN53yqTmipaj1vbFySfvMOa1LBmVlIZlXuPk3WGR0CwgtK8yxsBqIyJQUPVkLJgv_z-1iroHX6/s696/almacigo-monte-696x456.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="456" data-original-width="696" height="210" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgpJ3l7gKi0yOdCZP-m9FgHmfA6tFqMGeCAFB5sNutmr7gnUVBitHJjULp4DCogBdCmrGEs-dX3M2XpZWfYk0SCnDFuToQd0bPeDhRnwAYI5oiP4GPN53yqTmipaj1vbFySfvMOa1LBmVlIZlXuPk3WGR0CwgtK8yxsBqIyJQUPVkLJgv_z-1iroHX6/s320/almacigo-monte-696x456.jpg" width="320" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0.3in; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 14pt;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0.3in; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 14pt;">La
sopa de almácigo sazonada con la miniatura inclasificable abría otra puerta y
violentaba los confines de su vida anterior. Apreciaba a plenitud la calidad de
los dos caldos, cada uno en las antípodas del otro: el tenebroso jugo de los
Alpes bávaros y el exceso sabatino de la pensión de aquella ciudad de brujos.
Pero el paladar de Hans era virgen. Él no lo sabía hasta que probó el caldo que
se obtiene de la dulce corteza hervida del almácigo. Algo le habían dicho esa
mañana sus compañeros de pensión sobre las virtudes de la corteza del almácigo,
cuando anuncio su expedición a Las Planadas, pero eran unos charlatanes;
podrían estar muriéndose de aburrimiento, y quejarse muy solapadamente de los
españoles, y alimentar conjuras que con él no compartían, pero nunca, nunca,
dejaban el relajo. El chiste, la broma, la maledicencia. En fin, el relajo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0.3in; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 14pt;">Hans
le da vueltas a la noria del recuerdo inmediato, y repite. El almácigo es la
esencia de un medallón. ¿Was? El tronco es rojo, pero tras una corteza que se
despelleja la piel es verde.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0.3in; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 14pt;">Morir
lejos de la tierra donde se nace, cómo será ese sentimiento, me pregunto yo,
Julia, que no salgo de aquí. Quizás un presagio del paraíso o del infierno.
Quizás un adelanto de la próxima vida. Hans Adalbert no pensaba en esas cosas,
un explorador que se cree moribundo no tiene tiempo. Pero las sentía, como
sienten los perros el trance de la agonía. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0.3in; text-justify: inter-ideograph;"><span style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 14pt;">El
sabor real de la sopa de almácigo sazonada con aquella especie no evocaba ni
por cortesía de la imaginación las enjundias de la sopa de gallina, no obstante
los huevos azules encontrados como piezas de porcelana preciosa entre los
matojos de la sierra. Huevos sucios más perfectos en su ronca geometría que las colecciones del rey de Baviera. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify; text-indent: 0.3in; text-justify: inter-ideograph;">(De <i>Los botánicos alemanes</i>, novela).</p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-1110641739033559012022-08-21T08:32:00.000-07:002022-08-21T08:32:19.895-07:00Fragmento de novela<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSbK7oukWUCIYTmiSj2HNOMVNjlxdstHlbAtMT0F2vs0xBL5ca-Ae2E7zEl1Lu50OQWs3R0twgYecheOWDUuUaXHFaEasEbaWXBMRpG0egjQZXK2cXvXRpJ264_RmtiZU2c0T1QNK6KH5QRarhND2em02hpZTAlcOfyre7gGHYySLH_WCeg9SOL6EE/s297/Lector.webp" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="297" data-original-width="220" height="297" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSbK7oukWUCIYTmiSj2HNOMVNjlxdstHlbAtMT0F2vs0xBL5ca-Ae2E7zEl1Lu50OQWs3R0twgYecheOWDUuUaXHFaEasEbaWXBMRpG0egjQZXK2cXvXRpJ264_RmtiZU2c0T1QNK6KH5QRarhND2em02hpZTAlcOfyre7gGHYySLH_WCeg9SOL6EE/s1600/Lector.webp" width="220" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">Hay aventuras del Rey que no he
contado, escribiría el Hans que escribo yo, Julia, la mujer escrita<o:p></o:p></span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">. Cuando renunció al matrimonio y a la guerra, el Rey se entregó a la
fabricación de sueños en piedra. Estructuras insólitas, pero decepcionantes pues
al costo del sacrificio de sus siervos se materializaron; cobraron la
vulgaridad de lo posible. Una día –una noche−</span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">
</span><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; text-indent: 0.5in;">aquel paisaje de pinos y lagos y castillos no bastó para proteger la
pureza de sus intenciones. Entonces envió a un hombre de libros, el archivero
real Hans von Löhrer, en un viaje sin límites previstos, que recorrería medio
mundo en busca de una geografía donde Ludwig pudiera fundar un nuevo reino
místico que pareciera el montaje de una ópera de Wagner. En las islas Canarias,
la patria del botánico Domingo Bello y Espinosa, en la isla volcánica de
Tenerife, Löhrer admiró un lugar encumbrado llamado Las Palmas. Su lenguaje reflejaba la
unción del cronista a sueldo: “Una zona solitaria, cubierta con arbustos
leñosos, pero apta para el cultivo. Desde esas alturas se disfruta una vista
magnífica de tal índole que el autor no ha visto jamás nada semejante, A ambos
lados, más allá del contorno ondulante de las montañas, se tiene una vista del
mar, y se puede ver Palma como si estuviera trazada en el aire, y a Gomera,
clara en su silueta, ambas en contraste con el azul encantador del agua”. De
Canarias viajó a la costa norte de África, a las islas griegas y turcas, a los alrededores
de Constantinopla. En otros viajes, el turista de lo imposible, visitó Chipre,
Creta, la Crimea.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">El Rey no encontraba en esas
notas las misteriosas claves que él mismo deseaba desconociéndolas. Löhrer, un
hombre maduro, se vio en la posición de Scheherazada, la cuentera real, a
partir de informes de otros viajeros a lugares que no pudo visitar. Informaba sobre Afganistán, una de las regiones ancestrales del opio,
en una descripción que revela el estado de esa región maldita por la codicia:
“Las estribaciones de Hindu Kish, hacia el sur, se asemejan en algo a nuestro
amado paisaje alpino. A ambos lados de la pendiente hay aldeas de gentes
amistosas construidas en terrazas. Ahí se cultiva un vino excelente, de
reputación en todo el mundo. Los albaricoques, las almendras y una cantidad
innumerable de frutos diversos crecen silvestres. El valle que se extiende
hacia Kabul es, gracias a la protección de las montañas nevadas, un paisaje de
praderas y jardines… ¡Imagínese lo que podría hacerse con tal lugar bajo un
régimen organizado!” <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">El Rey le preguntaba qué decían
sus fuentes sobre las siembras de opio, flores rojas al viento, resinas que son
un regalo de la madre tierra, y Löhrer confirmaba que, en efecto, que en aquelloa valles y en esas terrazas se encontraban tierras propias para la siembra. Pero
que no olvidara el Rey las cualidades, las primeras causas de un reino: que el
Rey quedara protegido como en un inexpugnable tablero de ajedrez del capricho
de las estaciones y de los desvaríos de la naturaleza, de la maldad y la
ambición de los hombres y de todo género de necesidades. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">Löhrer rindió otros informes
sobre lugares en Brasil, las islas del Pacífico, Persia, Noruega, evaluando sus
perspectivas como emplazamiento del nuevo reino de Lohengrin sobre la tierra.
Así se fue conformando la admirable repetición de las 1001 noches que el astuto
Löhrer le trasladaba al Rey, mientras este aspiraba la pipa de kif, o ingería dosis
extraordinarias de láudano que hubieran matado a un hombre frágil. Desde luego,
habría que comprar tierras, hacer trámites con los consulados alemanes, algo
que no debe preocupar a un monarca, para eso están los funcionarios y las
influencias, insistía machaconamente Löhrer, mientras el rey jugaba con fuegos
artificiales.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">Pero en verdad no había un lugar en el mundo que
no estuviera bajo alguna bandera, que no fuera propiedad de alguien. Incluso
las tierras realengas requerirían la intervención de consulados alemanes ante
monarcas parientes y amigables para que permitieran el asentamiento del nuevo
reino. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">Estas nuevas al fin parecieron
cerrar el ciclo de Ludwig. La patria chica era detestable con sus paisajes
pintorescos y sus pueriles castillos de piedra. Olvídalo todo Löhrer y retírate
a jugar con tus nietos. Se te están cayendo los dientes, le dijo una noche, con
una sonrisa que dejó al descubierto<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>sus
propios dientes podridos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">Lo que se desconoce es que el
rey, con la duplicidad de sus facultades reales, desconfiaba de sus edecanes,
ministros e incluso del docto archivero que le inventaba cuentos geográficos.
De manera que se le ocurrieron otros emisarios cuando empezó a aburrirle el relato del
viejo Löhrer. En otras palabras, le fue infiel a su propio deseo materializado
en el docto, persistente y simple Löhrer.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua",serif; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES-PR;">El emisario fui yo,
Hans, el jardinerito cojo; un premio a mi cómica inteligencia y
conocimiento íntimo de las plantas. Me destinó a un punto que quizás la
imaginación de Löhrer visitó en una de sus escalas, el Caribe, un mar con mil
islas. A mi encomienda, además de encontrar el lugar del
reino, se sumaba otra aspiración del Rey, que odiaba a su madre vulgar y detestaba las
guerras, y que ya se hastiaba de una idea que acabara con el dolor de la
violencia. Una planta que desarmara legiones de soldados agresores, acobardados,
carne sin nombre, un arma que acabara con todas las guerras.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; margin-bottom: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;">(Fragmento de Los botánicos alemanes, novela a punto de parto, escrita por Marta y sus auxiliares). </p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-25605840718387770722022-08-11T08:28:00.002-07:002022-08-11T08:40:19.691-07:00Raquel En Mallorca<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxYgEN2MPPw-lEFIy_aZqDtXSpglms1j8q6UdiyVY8Qc9_EM2_I0ICSbbZqfX-DLN4tol1w3XdWcHwex9sgXEQGK4OAC8hUkNNGIPo1EZywZTTJhA606Tpa06x4DW_KFeYqaNZ86moZ3s33uKhsTjU2Mr3mIP4PLw2KNhI_IeI4uXfzwlMCisanVbZ/s4608/arbol%20viejo%20de%20Palma%20de%20Mallorca.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="2072" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjxYgEN2MPPw-lEFIy_aZqDtXSpglms1j8q6UdiyVY8Qc9_EM2_I0ICSbbZqfX-DLN4tol1w3XdWcHwex9sgXEQGK4OAC8hUkNNGIPo1EZywZTTJhA606Tpa06x4DW_KFeYqaNZ86moZ3s33uKhsTjU2Mr3mIP4PLw2KNhI_IeI4uXfzwlMCisanVbZ/s320/arbol%20viejo%20de%20Palma%20de%20Mallorca.jpg" width="144" /></a></div><br /> <p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><i><span lang="ES" style="font-size: 14.0pt; line-height: 150%;">La muerte feliz de William
Carlos Williams</span></i><span lang="ES" style="font-size: 14.0pt; line-height: 150%;"> / Marta Aponte Alsina<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Librería La Biblioteca de Babel.
Palma, miércoles 22 de junio de 2022<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">por Aránzasu Miró</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span><span style="font-size: 12pt;">Estos días tan activos de periplo por
España, escuchaba a Marta Aponte en una emisora de radio hablar del proceso de
investigación que le ha llevado a escribir esta historia (feliz) de la madre de
William Carlos Williams. Porque, nos guste o no, como 'madre de' es como yo la
he encontrado en internet. Claro que me ha maravillado... esos ¿doscientos
libros de y sobre William Carlos Williams que dice ha investigado, esa
biografía que su hijo poeta le escribió... de la que parte la historia... lo
veremos en el propio libro...</span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Y si me ha fascinado escuchar todo
eso, más me fascina pensar que, a Marta Aponte, la ha traído hasta Mallorca un
propósito que podría, de igual manera, concluir en un libro/homenaje semejante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Dejemos que sea ella quien nos cuente
qué la trae a Mallorca en este viaje trasatlántico que de Barcelona a Madrid la
ha traído hasta Palma. Pero yo añado que si se materializa, como espero, en una
novela, a tenor de la estela de la lectura de la que hoy nos convoca, podemos
conseguir una buena versión de nuestra isla en la gran literatura. La
esperamos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Lo que Marta Aponte Alsina ha hecho
con la historia de Raquel Hoheb en el libro que nos convoca, esa <i>"La
muerte feliz de William Carlos Williams", </i>es mucho más que contar su
historia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Reivindicar su figura ya estaría
bien; pero el libro, eso, lo supera en mucho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">No es su historia, ni su ciclo vital,
ni la despedida de su vida: es una reflexión sobre el cambio, la tenacidad, la
fuerza personal, y una reivindicación de valores de vida y de mujer que, en su
vigor y autenticidad, sorprenden. Porque la obra, que se ubica de partida en el
año 1949, nos sitúa en realidad a finales del siglo XIX, y con esta mujer
sorprendente recorreremos el mundo para entenderlo, desde la visión de una
mujer que quiere tomar las riendas de su vida, y que reflexiona sobre las
decisiones que toma. Hasta llegar a ese mediado siglo XX, que para Raquel ha
dejado de tener importancia. De la isla caribeña de que parte, al París de la
Exposición Universal de 1878 (el París de las demoliciones y las anchas
avenidas) donde se forma y se afianza, al nuevo mundo que le abre las puertas
en Nueva York y donde se instala definitivamente en Rutheford, Nueva Jersey: la
ciudad donde hace su vida de casada, donde nacen sus hijos, donde sus expectativas
de mujer y artista se funden en la nada de la familia y el lugar que la acoge,
y donde morirá ella misma, pero también su hijo, el poeta modernista que nos
servirá de enlace para esta historia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Una historia que es mucho más que
eso, porque es también la semblanza, el ciclo vital de la propia autora: esta
Marta Aponte que interpela y busca a su propia madre y sus orígenes en ese
Puerto Rico que reivindica, el punto de partida y de referencias vitales de
Raquel Hoheb Williams y de ella misma.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Pero si la historia tiene mucho
interés, lo tiene todavía más la forma de contarla. ¡Qué moderna! ¡Qué fuerza
expresiva!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Yo, de joven, quiero ser como ella,
con esa expresión precisa, contenida, de frases cortas e impactantes, nada de
subordinadas, que tiene tanto por decir y sabe ir y venir, haciendo poesía y
obligándonos −obligándome al menos a mí− a anotar constantemente frases,
reflexiones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Es un libro lleno de referencias −sé
que me pierdo muchísimas− en que esos tres mundos de civilización y cultura se
despliegan ante nuestros ojos permitiéndonos entenderlos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Marta planta a su protagonista,
Raquel, ante los procesos de cambio que vivió París −la Comuna y la gran
reforma de Hausmann, esa gran ciudad post-barricadas y de grandes avenidas−,
ante el advenimiento de Nueva York como capital de un nuevo mundo y esa ciudad
de Rutherford que jamás apreciará, con una esencia que ni a ella ni a nadie, en
realidad, nos gusta reconocer:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 28.35pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«El equivalente
existe en las calles de París, donde abundan los barrios bajos y pecaminosos,
no me digas que no, le dijo George un día que se levantó sin tolerancia para
los melindres de su mujer. Sí, le dijo ella, como quien tiene la respuesta
lista a una pregunta que tardan mucho en hacerle, pero yo no los veía» (p. 118)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Una mujer que asume las decisiones
que toma, desde una fortaleza que la escritora nos narra haciéndolas creíbles.
No sé cuánta ficción hay en lo que cuenta de la historia de Raquel, y no me
importa. Sobre todo, porque es creíble y porque me sirve para ver y, en
particular, entender su mundo, ese mundo en proceso de cambio que, incluso
estudiándolo, estamos acostumbrados a conocer desde la perspectiva del hombre,
en masculino.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Recuerdo ahora, en mis lecturas sobre
ese París en transformación, la aproximación inusual a la <i>flâneur</i> vista
como mujer que hizo Anna Maria Iglesia en su </span><i><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-hansi-font-family: Georgia;">La revolución de las flâneuses</span></i><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%; mso-ascii-font-family: Georgia; mso-hansi-font-family: Georgia;"> (Wunderkammer, 2019) </span><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">con su caminar crítico desde la
perspectiva femenina de la práctica urbana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Ver el mundo en perspectiva de género
también está bien y es un gran logro de esta novela. Porque nos situamos a
finales del siglo XIX. Eso también lo hace, y de forma sorprendente y veraz,
Marta Aponte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Pero todavía mejor es esa hilazón de
ciclos vitales. El hijo que asiste a la decrepitud (y muerte feliz, para él) de
la madre; la mujer que entrelaza su realidad final con el proceso de la que fue
su vida; y la búsqueda otra de la realidad maternal, cíclica y de raíz de Marta
Aponte.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 28.35pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«Raquel
acostumbraba el oído a los acentos <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y
movimientos de quienes se acercaban al pueblito como lo <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>había hecho ella, sin más premeditación que la
de seguir al <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>hombre que le prometió
matrimonio con una mirada de cielo frío en día claro. De cómo se transformó la
muchacha traviesa con manos olorosas a trementina y aceite de linaza en madre
de una familia de locos recluidos en las oscuras noches invernales y
administradora del presupuesto doméstico, es una pregunta que ya no se hace en
el cuartito donde su hijo la retiene.» (pp. 60-61)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">La novela nos sitúa en un momento de
actualidad, casi en círculo cíclico −dice Jacques−:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 28.35pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«El mundo
perfecto es un círculo, le explica a Alice Monsanto y a su prima, esa miniatura
tan linda y chistosa. Es un círculo, porque el círculo tiene un centro pero
cada punto del círculo es, a la vez, el centro de otro círculo, y así al
infinito» (p. 48).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">La novela −ya digo−, nos sitúa en un
círculo cíclico en que Raquel Hoheb ya no tiene voz, ni recuerdos, aunque sí
sueños a modo de pesadillas, y su hijo se ocupa de atenderla para dejarla en
manos de un asilo que le dulcifique su final. Ese final que alarga ese círculo
que se cierra, ya que la novela toda se inscribe en el momento de ese día que
van a venir a recogerla. A modo de coda, finalmente sabremos que ha llegado «La
conciencia súbita del ciclo [que] le duele. Un golpe inesperado» (p. 186). Un
homenaje desde su propio reconocimiento al reconocimiento de la madre: esa
muerte feliz. Se cierran ciclos, se entienden procesos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">En veinticinco [25] capítulos la
estructura cíclica tiene sus sorpresas, porque acaba donde empieza (ya digo,
salvo esa pequeña coda añadida), pero en medio (capítulo 4), aparece ese otro
ciclo entrelazado, el de Marta Aponte en busca de su propia madre, en busca de
su abuela Fermina y de su madre isla, Puerto Rico. «Resido en una isla pequeña
de nombre optimista. La isla donde nacieron Raquel y mi madre; la isla donde
nació y murió mi abuela Fermina» (p. 33).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Entretanto, entenderemos la escritura
de William Carlos Williams: «Tiembla. De un puñetazo feroz, hunde las teclas de
la máquina de escribir» (p. 9). Así comienza esta novela, que ya augura
ferocidades. «El ay estremecedor lo devuelve a una infancia de terrores» (p.
9).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Yo me demoraría en lecturas, aquí;
pero solo quiero decir y decirles: léanla. Si les dejo con ganas de hacerlo,
habré conseguido mi propósito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«Escuchar y apuntar son hábitos» (p.
11) de escritor y poeta. Sabremos mucho sobre su manera de escribir, sus
papeles en los bolsillos, su rechazo a la solemnidad de T.S. Eliot desde otra
manera de hacer poesía, sus listados modernistas y punzantes. Mientras para
Raquel, relación madre hijo como punto fuerte, «el mundo, salvo París y algunos
parajes de Mayagüez, era una porquería» (p. 11).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«Él sabe de palabras, él no cesa de
intentar consolarla con palabras» (p. 12). Hay amor, amor filial, y amor
maternal, el reconocimiento de la mujer como madre: «La madre sabe que los
hijos no son del padre, sino suyos» (p. 12). El hijo la escribe, quiere
escribirla, lo ha hecho, y nos lo cuenta en el capítulo 16 en particular,
«testimonios hilvanados con bochinches» (p. 130), y esa es parte fundamental de
la documentación de Marta Aponte, que escribe poesía de la poesía de la
escritura de William Carlos Williams.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Esa estructura en que yo pienso
servirme, a modo de plantilla, para reescribir otra historia, porque es
increíble cómo entrelaza los ires y venires, los sentimientos de uno y otra. A
mí, como lectora, me fascinan los libros que me incitan a escribir; que me
propongan una plantilla para completar y rellenar, esto creo que no me había
pasado nunca. Los párrafos concisos de Marta Aponte no permiten ninguna
concesión a la holganza. Lo que aquí diríamos «Anem per feina»<a href="file:///C:/Users/marta/Desktop/Sobre_La-muerte-feliz-de-WCW_AranzazuMiro.docx#_ftn1" name="_ftnref1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 12.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Georgia; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-no-proof: yes;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></a>. Palabras
medidas y las justas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">William Carlos define a su madre:
«Sabe que Raquel, la madre, ese cuerpo desordenado por los espíritus, es lo más
cercano al contacto poético» (p. 14).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Nos explicará la historia de la
familia de uno y otro, y recalaremos en la infancia de Raquel. Cautivadora, su
historia. Sus ciudades, donde «habría que estar en las ciudades de Raquel como
quien huele y toca un traje nuevo en un tejido viejo» (p. 20). Mayagüez
(capítulo 3), donde la llamaban, «con más pasmo que cariño, la zurrapa» (p. 22),
donde se llena de referentes culturales y de vida interior. «Irás a París
porque es tu patrimonio y porque eres artista» (p. 26) sentencia su madre
Meline, y ella, con su «temperamento vivísimo, inteligencia notable» (p. 27),
asume el reto y lo hace. Pinta, toca el piano, parte a París, se aleja de la
pena: «No es frecuente que la madre te diga mírate en este espejo para que no
me imites en la pena» (p. 32). Y lo hace. Diciéndose a sí misma: «Soy la dueña
del mundo, la hija de mis padres» (p. 34), pero también se dice que «ser una
insignificante mujer sin atributos no es tan grave» (p. 34).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">París, su París, 1878, momento de la
Exposición Universal en Trocadero, es fascinante. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 28.35pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«El año siguiente
a su llegada, Raquel vio en la Exposición Universal de París en Trocadero todo
lo que le interesó saber sobre el capitalismo y sus máquinas. Nueva York no me
impresiona ni un chispito, le repetiría al marido y luego al hijo cuando la
invitaran a un concierto en Carnegie Hall, un teatrito de mala muerte que no
podía compararse con la más austera sala parisina. [paréntesis] (El puerto de
Mayagüez es más agradable que el de Nueva York, jamás la convencerían de lo
contrario)». (p. 58)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Leedlo. París. Trocadero y sombreros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Sabremos de su vida de casada
(capítulo 7) antes y mientras París, y su retorno a Puerto Plata, y su
noviazgo, y su ida tras él a Nueva York, donde él «venderá sus colecciones de
sellos y se comprará una boca nueva» (p. 99). Y nunca más será aquel que la
enamoró, ahora él y su madre y hermanos, esa Emily Dickinson tan cruelmente
real, tan poéticamente incómoda.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Finalmente Nueva York con su puente
de Brooklyn en construcción: «Así cualquiera hace una ciudad, la ciudad más fea
y desvergonzada del mundo» (p. 116), y el Rutheford donde se encierra («en
comparación con Rutherford, Mayagüez era una gran ciudad» (p. 118)), donde en
1883 nacerá su hijo William Carlos, el poeta, donde, «En el torbellino de polen
y polvo, el futuro le parecía tan soso como los informes de ventas que George
[su marido] dedicaría su vida a rellenar» (p. 120).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 28.35pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«Así creció William
Carlos, junto a una teoría imposible de una madre pintora que no podía trazar
una línea sin temblores, pero que adivinaba con claridad absoluta lo que sus
balbuceos no sabían comunicar: el arte triunfa cuando las cosas desaparecen.»
(p. 154).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Así que por fin nos contará de la
mujer pintora que fue Raquel Hoheb Williams, (capítulo 20), y esa delicia de
qué es la pintura no tiene desperdicio:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-left: 28.35pt; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">«Fuera
distracciones. Se ha propuesto que hoy no le dará entrada a la marejada de
cosas que le llaman la atención. Responderá a la visión ordenadora de sus
maestros. Pintar no es pintar. Pintar es no pintar. El ojo no recibe voces ni
olores. Es pura imagen y tacto. Prefiere la muerte al desorden que acaba por
disolverse en lágrimas.» (pp. 156-157).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Y mucho más.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">De la misma manera que la escritora,
Aponte, nos recordará su proyecto: la escritora y su ciclo: «Hace poco desperté
sabiendo que le debo un recuerdo» (p. 169). Así que hará relación entre
momentos. Enlaces de ciclos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">De manera que nos llevará al final,
al cierre de ciclos donde Raquel se retira de escena, a un asilo. Ese es el
final de la historia. La coda es su muerte. «Es una muerte feliz, y es solo
suya. (...) Impones esa alegría que no entiendo. ¿Por qué?» (p. 204).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">De manera que, para concluir, solo
añadiré la definición que William Carlos Williams hace de su madre: «Stern and
frivolous, severa y frívola, con esos antónimos resumiría William Carlos la
personalidad de la madre en una carta donde daba noticias de su muerte.» (p.
29) Ese <i>Stern and frivolous</i> que me recuerda a mí a ese <i>Sturm und drang</i>
tormenta y estrés (o sacudir y arrastrar). del romanticismo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">No sé si he desentrañado demasiado la
novela. Solo quería incitar su lectura.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Gracias por escucharme.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;"><o:p> </o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Aránzazu Miró<o:p></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;">Palma-Alaró, 22 de junio de
2022</span></p><p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span style="background-color: black; color: white;"><span lang="ES" style="font-size: 12.0pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span><span style="font-family: "Segoe UI", sans-serif; font-size: 12pt; text-align: left;">Aránzasu Miró es historiadora del arte, periodista cultural, e investigadora en música y antropología urbana.</span></span><span style="background-color: black; color: white; font-family: "Segoe UI", sans-serif; font-size: 12pt; text-align: left;">Reside en Palma, Mallorca, Islas Baleares, España</span></p><div><span style="background-color: black; color: white;"><br clear="all" /></span></div><p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0in; vertical-align: baseline;"></p><div style="mso-element: footnote-list;">
<!--[endif]-->
<div id="ftn1" style="mso-element: footnote;">
<p class="MsoFootnoteText"><a href="file:///C:/Users/marta/Desktop/Sobre_La-muerte-feliz-de-WCW_AranzazuMiro.docx#_ftnref1" name="_ftn1" style="mso-footnote-id: ftn1;" title=""><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES"><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoFootnoteReference"><span lang="ES" style="font-family: "Georgia",serif; font-size: 10.0pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Georgia; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-no-proof: yes;">[1]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></span></a><span lang="ES"><span style="background-color: black; color: white;"> “Poner manos en la masa”, emprender.</span><o:p></o:p></span></p>
</div>
</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-61312246558346186002022-07-17T06:59:00.001-07:002022-07-17T08:24:54.231-07:00Presentación de "La muerte feliz de William Carlos Williams" de Marta Aponte<p><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"> </span></span></p><p><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"><br /></span></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmkjIkdyOFFd9dQiHqzxr1Q0JiF7ZzFiMCLcHbV3hfblMQ9ldeCFgZLhGtxQRakqHE9In8bJPuTe3e-jPTsk3M8sgAyiYv-wkN7xH48nhrBhGlgFxsh4qbG78ut1kJYnuyvln3x5rAEpMpZfLWlENDAtxrECFGovq3kJZs0ByHso1YupzHXi2g57Ta/s1200/con%20VivianaPaletta.jpg" imageanchor="1" style="background-color: black; margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><span style="color: white;"><img border="0" data-original-height="898" data-original-width="1200" height="239" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmkjIkdyOFFd9dQiHqzxr1Q0JiF7ZzFiMCLcHbV3hfblMQ9ldeCFgZLhGtxQRakqHE9In8bJPuTe3e-jPTsk3M8sgAyiYv-wkN7xH48nhrBhGlgFxsh4qbG78ut1kJYnuyvln3x5rAEpMpZfLWlENDAtxrECFGovq3kJZs0ByHso1YupzHXi2g57Ta/s320/con%20VivianaPaletta.jpg" width="320" /></span></a></div><p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria Math",serif;"><span style="background-color: black; font-variant: small-caps;"><span style="color: white; font-size: medium;">por Viviana Paletta</span></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="background-color: black;"><span style="color: white;"><span style="font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria",serif; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Marta Aponte Alsina es natural de Cayey, tierra de montaña y
brumas en la isla de Puerto Rico. Estudió Literatura Comparada en Río Piedras y
posteriormente completó dos grados de maestría, uno en Planificación Regional
en la Universidad de California y otro en Literatura Latinoamericana en la
Universidad de Nueva York. Ha sido directora de la división de Publicaciones
del Instituto de Cultura Puertorriqueña y de la Editorial de la Universidad de
Puerto Rico. <span style="letter-spacing: -.1pt;">En 2014 le fue otorgada la
cátedra Nilita Vientós Gastón, que confiere el Programa de Estudios de Mujer y
Género de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.</span></span><span lang="ES" style="font-family: Montserrat; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 150%;"> </span><span lang="ES" style="font-family: "Cambria",serif; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Ha
publicado diversos ensayos de crítica literaria así como editado y prologado
libros de referencia como, entre otros, <span style="letter-spacing: -.1pt;">la
antología <em><span style="font-family: "Cambria",serif; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Narraciones puertorriqueñas</span></em>, publicada por la Biblioteca
Ayacucho, y <em><span style="font-family: "Cambria",serif; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Escrituras en contrapunto: estudios y debates
para una historia crítica de la literatura puertorriqueña </span></em></span></span></span><span style="font-family: Cambria, serif; font-size: large; letter-spacing: -0.133333px;">(en colaboración con Juan Gelpí y Malena Rodríguez). </span><span style="font-family: Cambria, serif; font-size: large;">Pero si hoy tenemos el enorme honor de su presencia aquí es porque
es una de las narradoras contemporáneas más sobresalientes de la lengua
castellana. Desde la edición de su primera novela, </span><i style="font-family: Cambria, serif; font-size: large;">Angélica furiosa</i><span style="font-family: Cambria, serif; font-size: large;">, en 1994, no ha dejado de crecer literariamente. Cada
cuento, cada novela supone un hallazgo de una imaginación visionaria que se
recrea en una rigurosa investigación histórica, a partir de datos secundarios, personajes
aledaños, de menor enjundia o de improbable biografía, dejados de la mano de la
Historia con mayúscula, y que, en su portentosa escritura, tan poética como certera,
se transforman en un prodigio de la materia y el pensamiento.</span></span></span></p>
<p style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: 150%; margin-top: 0in; text-align: justify;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: Cambria, serif; line-height: 150%;">Solo la experiencia de haber leído profundamente a
Marta Aponte, sus novelas, sus relatos, sus artículos, todo lo que he podido,
todo lo que ha estado a mi alcance, en libros, revistas, blogs, ya supondría
una distinción para acompañarla hoy. Pero además está el hecho de que Marta es
mi amiga: un poderoso hilo de conversación nos une a través de muchos años, una
madeja de afecto, de palabras y lecturas que se empezó a ovillar allá cuando
culminaba el siglo <span style="font-variant: small-caps;">XX</span>, cuando
empezamos a intercambiar correos electrónicos que solapaban largas cartas, que
pusieron en la mesa proyectos de vida y de escritura. En 2007 tuve ocasión de
editar una soberbia novela suya, <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Sexto
sueño</i>, <span style="letter-spacing: -.1pt;">que fue distinguida con el Premio
Nacional otorgado por el PEN Club ese año. La misma aborda las peripecias de
una anatomista (y compositora de boleros) que intenta reconstruir los hechos de
la vida de un criminal de Chicago, que termina sus días, tras treinta años de
prisión, exiliado en Puerto Rico, donde se dedica a embalsamar pájaros. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Un modo de construir la narración que ha ido
afinando, creciendo, desarrollando a lo largo de estos años. Una estela en este
mosaico poliédrico que conforman sus obras.</span></span><span lang="ES" style="font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: 150%; margin-top: 0in; text-align: justify;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 150%;">Siguieron los intercambios
vitales, las circunstancias de cada una, allá y acá, el diálogo sin
interrupción. En 2014 apareció Raquel Hobeb, madre de William Carlos Williams y
el personaje que hoy nos convoca, en la vida de Marta. Y tuve la emoción de
compartir en una fructífera, interesante, jugosa comunicación a partir de las
distintas versiones que me fue enviando y que han culminado en esta novela, más
que feliz, prodigiosa, que es <i style="mso-bidi-font-style: normal;">La muerte
feliz de William Carlos Williams.</i></span><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES" style="font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></i></span></p>
<p style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: 150%; margin-top: 0in; text-align: justify;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 150%;">Y vuelvo a los derroteros de mi
lectura, pidiendo disculpas por este desvío tan personal y señero que es la
maestra Marta en mi vida, ya que nunca me guardo de criticar las presentaciones
donde el acompañante del autor se explaya en anécdotas personales que solo le
interesan a sí mismo. Para que me lo recuerden en otra ocasión. </span><span lang="ES" style="font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt; line-height: 150%;"><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Abre las páginas de esta novela una escena
dolorosa; el poeta William Carlos se debate en la última noche que comparte
casa con su anciana madre, Raquel, desquiciada, enferma, ya que la trasladarán
a un geriátrico; una mujer que supo ser «severa y frívola» en la hiriente
opinión de su hijo; que ha ocupado el antiguo desván reservado para la
escritura poética del médico en sus horas libres. Un lugar ajeno al trasiego
cotidiano y luminoso del día; un espacio habitado por los recuerdos, por los
sueños incumplidos. Y uno pronuncia “desván” y se confabula la memoria de las
novelas góticas y sus fantasmas que acechan en las buhardillas polvorientas,
lúgubres, en especial reservadas a las mujeres indómitas, que no se someten al
papel hogareño que les señala la sociedad, y una imagen asalta por sobre otras,
porque proviene también del Caribe: la puerta prohibida de <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Jane Eyre</i>, que ocultaba prisionera a la primera esposa del señor
Rochester, una bella joven de Martinica, hija de un terrateniente, que se
debate prisionera en su locura. Jean Rhys, en <i style="mso-bidi-font-style: normal;">El ancho mar de los Sargazos</i> hizo saltar los goznes de esa puerta.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Aunque hay un elemento insobornable en la
figura de Raquel, no hay maldad aquí, hay resignación de un hijo que ha cuidado
de su madre hasta que su mala salud ya no lo permite, un anciano que atiende a
una anciana, a la que no ha llegado a comprender jamás, ajena, extraña. Esta es
la escena inicial que dará pie a la reconstrucción de una vida particular, casi
anónima, de una jovencita nacida en Mayagüez que soñaba con ser artista a pesar
de su pobreza, que alcanzó a lucir su incipiente talento pictórico en la
academia parisina gracias al esfuerzo familiar, que se dedicó al espiritismo,
una práctica muy corriente en el Caribe del XIX, y que, debido a su matrimonio
con un viajante de perfumes, se tuvo que trasladar a Rutherford, en Nueva
Jersey, un pequeño pueblo de una gran nación a la que nunca dejó de desdeñar.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Para ella, conocida la importancia y la
vitalidad que tuvo la ciudad de Mayagüez en aquellos tiempos de traficantes y
revolucionarios, y tras callejear por París, supuso enterrarse en vida, «una
vida anónima, desgarrada y reordenada por voluntad ajena»; ella que decía:
«Seré una gran artista o moriré de rabia».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Esta peripecia vital de la madre del gran
poeta William Carlos Williams, de la que nada sabíamos ni siquiera
sospechábamos, se vuelve en manos de Marta un explosivo contra la desmemoria que
nos aqueja individual y colectivamente, a las personas y a los pueblos. Porque,
como se afirma en la novela, «el arte triunfa cuando las cosas desaparecen». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Adivinamos el profundo desencuentro que hubo entre
madre e hijo, entre sus dos culturas: «Carlos escuchaba la palabra Mayagüez con
la distancia que merece el sonido impronunciable y quizá con un poco de
vergüenza por el acento de su madre y de sus primos puertorriqueños»; a pesar
de ello, se afirma del poeta, y como no es para menos, su pasión por la
materialidad de la lengua, de la creación: «Persigue una poesía que no se
contenta con ser lo radicalmente hermosa que es (…). Anota las voces de cuanto
le rodea: de las casa de los pobres en sus cortinas, pisos sucios, vasos rotos,
olores e infamias (…) pero sabe que Raquel, la madre, ese cuerpo desordenado
por los espíritus, es lo más cercano al contacto poético».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Y nos lleva a una pregunta que considero
fundamental de esta novela y del resto de la obra de creación de Marta, ¿qué es
un patrimonio, sea familiar o artístico? ¿Qué se deja finalmente cuando se
desaparece tras tanta errancia? ¿Qué papel tiene la imaginación en la
permanencia, en la reconstrucción de la memoria?<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">La novela pone el foco en lo olvidado, lo
anodino, lo vencido. En París, adonde llega «lista, alegre, menuda de<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>pies, pero pobre», embelesada de literatura,
de arte, de revistas de moda que lee de cuando en cuando en Puerto Rico, queda
el olor a pólvora y barricada, los cascotes manchados de sangre de la Comuna,
«el poema épico de los pobres», que van a asfaltar el suelo de los nuevos
bulevares, esa «perspectiva infinita,<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>abierta por la amputación de calles sacrificadas a la avaricia, una
violencia que pretende dejar a la ciudad sin alma». También se detiene en los
ejércitos de hambrientos migrantes que ofrecen la fuerza bruta de su trabajo a
Estados Unidos para la construcción de edificios, vías, puentes, por donde rodará
el vertiginoso capitalismo que no se atiene a los seres y sus culturas, que las
deglute y las invisibiliza, las ningunea. Albañiles y cocineras que se vuelven
espíritus errantes por las grandes urbes.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Pero una huella fantasmal, soterrada,
mantiene esa presencia, el testimonio de la cultura, la experiencia y los
saberes originarios. Se afirma en la novela: «Algo no muere en la dispersión de
esa memoria». Y aquí está una de las decisiones clave de la narradora, más que
creativa, ética, ¿cómo hablar de lo que no se ha documentado, lo que no tiene
monumento, menciones, registro? Y descuella en su respuesta la herramienta
apabullante de la imaginación, una bien representativa del trópico, «donde se
disuelven las verdades y se aprende a enfrentar cada día con rabia y ganas
porque no hay nada más». <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; letter-spacing: -0.1pt;"><span style="color: white; font-size: medium;">Dos párrafos más destacaré (aunque podrían
ser cientos; algún crítico estos días señaló que terminó la novela con todas
las páginas marcadas destacando frases): «El lugar desde el cual se escribe es
siempre una geografía imaginaria sobrepuesta a la física. (…) Quizá esa tensión
entre el deseo de fuga y la necesidad de arraigo deslindan el juego de la
escritura». Y más palmario si cabe: «Era el destino que se bifurcaba, de
pronto; el camino de vuelta a un sitio desaparecido que siempre se obstinaría
en recuperar (…). Mientras viviera y pudiera regresar a un lugar inalterado de
sí misma no importaban los desahucios. El lugar soy yo».<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria",serif; letter-spacing: -.1pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Esta frase final no puede ocultar su
genealogía con la archifamosa pronunciada por Flaubert. Acá podría
transformarse en «Raquel soy yo», o </span><span lang="ES" style="font-family: "Times New Roman",serif; letter-spacing: -.1pt;">«</span><span lang="ES" style="font-family: "Cambria",serif; letter-spacing: -.1pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">William Carlos Williams soy yo»; a ambos,
madre e hijo, los distinguió la relación con las voces; la de los muertos, en
el caso de la médium Raquel, que prefería inventar colores; la de las calles,
sus pacientes, sus vecinos, sus contemporáneos, en el caso de William Carlos.
Recuerdos propios y ajenos, reales, posibles, fantaseados, pero que hacen a la
construcción de una memoria y de una obra de arte. El poeta William se
encuentra en una ocasión, en un viaje a Puerto Rico, frente a la casa vacía de
su madre, una ausencia cuajada<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de voces,
de imágenes, de presencias espectrales que se niegan a acallarse, a desaparecer,
que se vuelven palabra poética.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria",serif; letter-spacing: -.1pt; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">Y aquí nos alcanza la otra decisión
fundamental, sostén de este edificio portentoso de la novela para mí. Hay un
breve asomo en la página 33 («Resido en una isla pequeña de nombre optimista.
La isla donde nacieron Raquel y mi madre; la isla donde nació y murió mi abuela
Fermina») pero tenemos que aguardar al capítulo coronado por el número 22, que será
el dedicado a la genealogía particular de la autora, cuando acomete el dato
biográfico real de Marta, la peripecia de las mujeres de su familia, su abuela,
su madre, las que compartieron espacios, circunstancias, acaso sueños y
frustraciones como los de Raquel; enlaza la ficción con los datos históricos
con su vida personal, cómo inciden esas presencias anteriores en su escritura narrativa;
que al igual que el poeta, aunque no las haya transcrito bien, aunque haya
desvío en la memoria, vacilaciones, traspiés, oscuridades, chispazos, esas
presencias están, ese mestizaje de voces y tiempos nos transforman y nos dan la
palabra momentáneamente hasta que lleguen los venideros, que seguirán esa rueda
de memoria y recreación y utopía. «Las hojas liberan el pensamiento de las
raíces oscuras». Ojalá todas las ficciones, los cuentos y las memorias reales o
imaginadas, se desplegaran con esta lucidez que tiene Marta, con su e</span><span lang="ES" style="font-family: "Cambria",serif; mso-ascii-theme-font: major-latin; mso-hansi-theme-font: major-latin;">scritura grácil, irónica, deslenguada o
afectuosa, demoledora, hipnótica. Un talento inaudito que no dejo de
celebrar.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif;"><o:p><span style="color: white; font-size: medium;"> </span></o:p></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; font-variant: small-caps;"><span style="color: white; font-size: medium;">Viviana Paletta<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; line-height: 150%;"><span style="color: white; font-size: medium;">Librería
Juan Rulfo, Madrid<o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;"><span lang="ES" style="font-family: "Cambria Math", serif; line-height: 115%;">21 de
junio de 2022</span><span lang="ES" style="line-height: 115%;"> <o:p></o:p></span></span></p>
<p align="right" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: right;"><span lang="ES" style="background-color: black; font-family: Cambria, serif; font-variant: small-caps;"><o:p><span style="color: white;"> </span></o:p></span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-75432343602507445222022-07-03T09:09:00.004-07:002022-07-04T06:21:02.431-07:00El libro de nuestras ausencias, de Eduardo Ruiz Sosa<p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRtRMv9bqbRUYX7wLotUwGdZBEXHNP5QDN3PtZfw3x2vqnmrcsWsLJkg00VXBD1e5T_2EdiybeMuc9j1YbIJV7H4jYhKZcsB2jzNXvajmd37xkAiusrsxjPFF0vZxmehrQVcbZUcnLuqwGdrwmtXY8JAwqVNmNmvBI9lEcOOL-A361cGugu3rliTDY/s4608/Eduardo.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="2072" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgRtRMv9bqbRUYX7wLotUwGdZBEXHNP5QDN3PtZfw3x2vqnmrcsWsLJkg00VXBD1e5T_2EdiybeMuc9j1YbIJV7H4jYhKZcsB2jzNXvajmd37xkAiusrsxjPFF0vZxmehrQVcbZUcnLuqwGdrwmtXY8JAwqVNmNmvBI9lEcOOL-A361cGugu3rliTDY/s320/Eduardo.jpg" width="144" /></a></div><br /><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;">Leo esta novela buscando comparables. Se dice que es un libro excepcional, acaso único, en la literatura de Sinaloa, la región natal del autor. No lo sé. Pero sí creo que los años transcurridos desde 2005 han sido quizás los más sangrientos en la violenta historia de México, y que hay regiones de ese querido e inmenso país donde ya ni siquiera rige la ley del narco. Esas coordenadas infernales, sin embargo, no carecen de antecedentes en la escritura de la identidad y la violencia en unos lienzos narrativos que pueden ser mínimos, como los libros de Juan Rulfo, o situados en panoramas históricos y míticos, como en <i>Cambio de piel</i>, de Fuentes. </span></p><p style="text-align: justify;"><span style="text-align: left;">A la manera de Rulfo, en</span><span style="text-align: left;"> </span><i style="text-align: left;">El libro de nuestras ausencias</i><span style="text-align: left;"> </span><span style="text-align: left;">las voces componen un personaje colectivo. No hay lugar para la transformación de personajes, ni espacio para crisis individuales, como en</span><span style="text-align: left;"> </span><i style="text-align: left;">Cambio de piel</i><span style="text-align: left;">. Ante las cifras de la matanza y el peso de los muertos, se levanta un caótico cuerpo colectivo.</span></p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"> A diferencia del libro de cuentos anterior del autor, Eduardo Ruiz Sosa, aquí no siempre se narra la violencia más atroz directamente. Más bien hablan los muertos y sus seguidores; habla el pasado abierto e incesante, como herida abierta. Las voces que claman desde el desconcierto son cabezas tronchadas, regidas si acaso por el deseo de encontrar a sus muertos. El tono y el ritmo narrativos, escrito como para leer en voz alta, me recuerda la frase distendida y limpia de Garcia Márquez. Ese fraseo ancho favorece la lectura de un libro inmenso.</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es inevitable un eterno retorno de lo invisible en una cultura que ha intentado aplastar, sin lograrlo, la memoria de los pueblos que la habitaron y la habitan, pues la estructura de castas y clases que fragmenta cualquier discurso de nación parece impedirlo. Quizás ante ese campo de batalla constante, se explica la fuerza enorme de las literaturas de México. No creo que tenga comparables en la historia de la novela hispanoamericana. Pero hay diferencias, y de ahí lo que significa, para mí, lo que suma a mi juicio, esta novela de Eduardo Ruiz Sosa,<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Habrá que leerla como lo que sin duda es. En ella la violencia no es alarde efectista sino cuerpo normal; lo anormal es nuestra mentira: la convivencia en una deseada paz social. Tampoco hay miradas distantes a la violencia. Su autor, que fue animador cultural, vivió muy de cerca ese baile de la muerte: las matanzas, las desapariciones, la búsqueda de desaparecidos; las madres husmeando los cadáveres de sus hijos sin la asistencia del reconocimiento global y la publicidad que fortaleció al maravilloso movimiento de las abuelas de la Plaza de Mayo. Si la muerte y lo fantasmal marcan tan profundamente cada latido de los corazones dolientes, por dónde la tregua, por dónde reponerse de esa lujuria de sangre.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i>El libro de nuestras ausencias</i> apuesta a la representación. En un principio sus personajes son actores y actrices que buscan a una actriz principal de su compañía, desaparecida sin dejar rastros. Mientras buscan, como quien va pensando una puesta en escena, descubren lugares adecuados que podrían servir como escenarios para la representación. En ese lugar de la geografía del mundo la gente huye, respirar cuesta, llevar la cuenta de tantos muertos es tarea titánica y absurda. Pero en las ruinas, como en un edificio que tuviera muchas funciones antes de convertirse en una prisión, queda en el vacío el rastro de cuerpos ausentes, como si el caudal de sangres y cuerpos fuera imposible de borrar, y por lo tanto, legible y elocuente.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Esta es una gran novela. Trascendida la época en que podíamos escribir todos los lugres comunes de la violencia sin mancharnos las manos, <i>El libro de nuestras ausencias</i> ocupa el espacio que resta para una literatura sin hipocresía. Tampoco nos priva de la palabra y el remedio. Me parece que le devuelve a la literatura una de sus potencias olvidadas, pues hay que ser muy valiente para no callarse ya; para intuir que queda mucho por decir en tiempos de crueldad:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">“Decía Marte Argüello que el recuerdo del barrio de la infancia<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Y las inundaciones le entregó la posibilidad, la forma, de cambiar el cuerpo sin modificar la carne<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">O no era cambiar el cuerpo:<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Si la prisión era un organismo, lo que había que transformarle era el sentimiento<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">Que se pueda pensar otra cosa aquí, decía Marte.”<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><o:p> </o:p>Sí, una poética, pero también un programa político para tomar y entender las ruinas que vamos dejando y heredando.</p><p class="MsoNormal"><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">La representación en esos teatros que se construyen en ruinas, y que se va desdibujando, dejando rastros de voz; la construcción de ese teatro de sombras, como exacerbando los escenarios de Diamela Eltit, esa puesta en escena de los preparativos de una puesta en escena que permita “pensar otra cosa aquí”, es el método de <i>El libro de nuestras ausencias.</i> </p><p class="MsoNormal">Me parece que a pesar de todo su patetismo y excesiva humanidad, la literatura salva, porque representa y conserva. Así se libera, como un cuerpo que sobrevive a la matanza. En suma, la representación no es real. Solo se puede contar la irrealidad de lo monstruoso, pero es necesario contarla.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal">(<i>El libro de nuestras ausencias</i>, Candaya 2022)</p><p class="MsoNormal">Marta Aponte Alsina, Cayey, 2 de julio de 2022</p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-15876133649036225932021-12-31T08:19:00.001-08:002022-01-07T13:51:04.643-08:00Espacio teselado, desde el café Evergreen<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjlpVTjyOIp-ISuORmVvOmnEttKwuIAea5qYR-_5cpaL2m3QmwRtZ6BmYLJyT2XUBG-J6vnT7_F6uknCBHqzGEn3CWLIBTtASTyHMpy-31uXUQsuO5qYFiksm3tg7vaDhbQ0Nk1Q_RXsO4We6jGvRW7i3n7INw4JDzq1kN5hVDaoOcaL0D7Pq8QqgCH=s4608" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="4608" data-original-width="3456" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjlpVTjyOIp-ISuORmVvOmnEttKwuIAea5qYR-_5cpaL2m3QmwRtZ6BmYLJyT2XUBG-J6vnT7_F6uknCBHqzGEn3CWLIBTtASTyHMpy-31uXUQsuO5qYFiksm3tg7vaDhbQ0Nk1Q_RXsO4We6jGvRW7i3n7INw4JDzq1kN5hVDaoOcaL0D7Pq8QqgCH=s320" width="240" /></a></div><br /><p></p><blockquote style="border: none; margin: 0px 0px 0px 40px; padding: 0px;"><p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: right;"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Marta Aponte Alsina</span></p><p></p></blockquote><p></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><a name="_GoBack"></a><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Una antología poética de Haroldo de Campos lleva por título <i>Hambre de
forma</i> <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>(Veintisiete Letras,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>2009).En una poética vanguardista
autorreflexiva la forma se busca en la descomposición del lenguaje habitual; deshaciendo el lenguaje para revelar sus elementos y funciones. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Aurea
Sotomayor Miletti es una escritora extraordinaria, una de las grandes autoras latinoamericanas y caribeñas. Lo es por la constancia de un trabajo abundante,
prolijo y sostenido que no pierde líneas fundamentales de
continuidad y calidad desde su primer libro, <i>Soñando</i> <i>mi sueño de madera</i>, y porque ha
escrito ensayos sobre autoras y autores, como quien se acerca a la biblioteca
para encontrar interlocutores y adversarios. En sus ensayos críticos asume la
lectura no solo como tarea de visibilización y reconocimiento de la otra, sino
como una disciplina que desarma, examina y rearma poéticas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El registro es prolongado: los poemas de juventud, melancólicos; el erotismo decadentista, refinado, durasiano de <i>Rizoma</i>. El rizoma mismo como mapa de un proceso engañosamente
espontáneo, pulido, trabajado eufónicamente. El monumental libro de ensayos
críticos <i>Femina faber</i>; incisivo, mordaz, alejado de los lugares comunes de la
crítica, compone una serie de ensayos semejantes a alegatos legales;<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>rigor demoledor
de cierres habituales, de lugares comunes;sus estudios sobre poesía puertorriqueña.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Seguir su
trayectoria de crítica y poeta es seguir algunas marcas del mapa de la
literatura puertorriqueña. En este su libro más reciente, el desafío a la forma,
a la arquitectura del poema, a la geometría del verso, al diseño del ala, exhibe el violento y ominoso presente de la especie humana y sus dominios,
su voracidad, su hambre no ya de forma, sino de muerte. La muerte es eso, pérdida
de la forma. Y la búsqueda de forma en la violencia tiene también una dimensión
viral, de tristeza, con rastros del desastre. El cadáver de una mujer en el
desierto. Los cadáveres de niños muertos. La destrucción de pueblos como moneda
de intercambio en el mercado de poderes y pesos. Y la luz de un café Evergreen
que podría ser una casa de espantos o un paraíso artificial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Lo
impresionante de la voz poética es que sin evadir la desolación, la soledad y las cumbres enrarecidas del mundo académico, se sostiene aplomada y muy presente sin
sentimentalismo, como testigo de atrocidades. Hay nombres que ya
son significantes en más de una lengua, George Floyd, Ebenezer Church, la
iglesia donde ancianos negros acogieron a un demonio fabricado de obsesión
blanca. O la sinagoga de Pittsburgh, la ciudad de otros hábitats de la
autora. Pittsburgh con sus guetos, sus bosques y una librería de viejo. Y la
residencia de sus padres en Puerto Rico, donde el jardín no acaba de perder la
forma que le impartieron las manos de la madre, y sobrevive.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Ahí queda
el registro de la mirada del guardián adiestrado como un perro monomaníaco para
evitar el acercamiento a las obras del museo Frick, mansión neoyorquina de
quien fue uno de los máximos explotadores de los cuerpos que trabajaban en sus
fábricas en Pittsburgh. “Robber baron” a la manera de <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>los Carnegie, de un puñado de fundadores de fundaciones
que aspiran al libertarismo del privilegio: desmantelar el estado, instalar la caridad a cuenta gotas. Anarquistas a su manera
prepotente, porque fue la lucha de las mayorías, reconocida por la ley, la que
les opuso unas reivindicaciones mínimas. A poco más de un siglo de la guerra contra
los trusts, vuelven por sus fueros de robber barons del siglo XIX.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En ese
contraste entre el aplomo del ojo que ve, la piel que recibe y la memoria que
apalabra, está el envío. La poesía persigue el rastro de la luz, la
fijación del instante pasajero que esa mirada humana registra y traduce. La
lección de la maestra está en la forma, en la experiencia captada y
transformada a pesar de. Es la paciente insistencia en dar forma al dolor de
morir y ver morir, al caos, a la fugacidad. Será que la belleza de canibalizar, descomponer, perseguir y rearmar unas formas es lo realmente<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>humano. No el coleccionismo de objetos inaccesibles y apresados en el
museo deformado por el devorar, sino en lo instantáneo y fugaz que reaparece y se pierde,
librándose del ansia de poseer.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La poesía
de Áurea Sotomayor Miletti no cabe en una reseña de unos versos de uno de sus
libros. Merece un libro cuidadoso, desde múltiples miradas lectoras. No
necesita esta reseña.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Cierro con
uno de los poemas breves del libro, en estos días de luz húmeda que marcan el
umbral entre años, y añado el recuerdo de otras navidades, y <o:p></o:p></span>una imagen
recurrente que también evoca una ocurrencia de la poeta, quien comparaba el
ejercicio de la crítica necesaria con la agilidad del atleta:</p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Fibras<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">No se trata
tan solo de la cosa<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">es decir,
del lagarto y de su ciclo;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">el
encadenamiento de visiones<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">y el pasto
seco sobre el que reposa<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Es decir,
que la luz repara<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">las
protuberancias de sus cortes<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">en contraste
con la zona del suelo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">las
entradas en la visión desde esa forma,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">las
sucesivas emanaciones <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">que allí
pasan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Estaba el
sol en su cenit. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">(Fibras, en
Espacio teselado, 2021)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Y desde esa
forma cíclica, saltar a otra punta del rizoma, compartiendo un poema escrito en
la luz de otro año viejo:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">glosas de
lagartijo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><i>la
gravedad, o sea la gravedad<o:p></o:p></i></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><i>el
lagartijo,o sea, la quimera</i><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si un
lagartijo perdiera su rabo,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">ese
equilibrio maravilloso<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">donde el
abismo se niega a caer<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">y se
soporta en peso,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">en frágil
piel de aguja.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si entonces
le cesaran la verja,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">el alambre
donde hace de su vida<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">apoyo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">donde
habita<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">retando las
normas del vacío:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">la gravedad
que para él es solo <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">un
espejismo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">un
fragmento de ilusión<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">cortado con
su látigo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">(No sabe
que la posibilidad es un apoyo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">y es
también la imperfección de una peca).<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Si luego
decidiera alambrarse<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">vivir no
improvisándose,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">fijarse en
su estatura <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">e
inflexible,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">negarle a
su cuerpo su retórica.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Su
maravilla cesada,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">¿se
reconocería en gravedad,<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">y ya en el
centro mismo<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">transformaría
su horizonte<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">en algo
demasiado firme?<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">(No sabe
que las preguntas son respuestas, <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">que luego
son quimeras).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">(glosas de
lagartijo, <i>Velando mi sueño de madera</i>, 1980)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-38179236245419427862021-10-31T10:25:00.011-07:002021-11-01T06:53:20.188-07:00luz y silencio <p> </p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><a name="_GoBack"></a><o:p><br /></o:p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU17NMC3c_oKal2JWqB7i4P_IGBvLtN4owpPQ2DRjjQdXNLUUXclEfeYnpSD_I0wDs9dY_kaLhQXLxSk5IKLLnjYvcclk60UHgKJ2tFCvJAAHWcvBpdDH7X3kQqLAeKw6RjAIax-qoLwU/s2048/20211029_113540%255B1%255D.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU17NMC3c_oKal2JWqB7i4P_IGBvLtN4owpPQ2DRjjQdXNLUUXclEfeYnpSD_I0wDs9dY_kaLhQXLxSk5IKLLnjYvcclk60UHgKJ2tFCvJAAHWcvBpdDH7X3kQqLAeKw6RjAIax-qoLwU/s320/20211029_113540%255B1%255D.jpg" width="320" /></a></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La historia
de los jardines botánicos es inseparable de las historias del colonialismo, de las historias de la ciencia y de las biografías de los mecenas fundadores. Y de la historia del deseo de belleza.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">El papel de
los mecenas se ha destacado tanto o más que la valentía de les recolectores,
hombres y mujeres que trabajaban por encargo.</span>La trinitaria,
buganvilia, flor de papel, o flor de Santa Rita, como se la conoce a lo largo de las Américas, llegó a ser mercancía, aunque sin provocar el delirio extravagante de los tulipanes. Pero igual debe haber sido puro asombro la primera vez que un
europeo centró su mirada sobre esa planta nativa del inmenso Brasil, tan
generosa en su paleta de colores florales.</p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">En una
visita a Vista Farms en Juana Díaz, cerca del mediodía, vimos
mariposas amarillas y blancas. Son las polinizadoras, nos explicó nuestra guía
Naomi. En esa cuna de trinitarias y amapolas establecida hace treinta años
trabajan unas cincuenta personas. El ambiente de un cromatismo múltiple y el
silencio de campo abierto suavizan el ánimo. En los viveros hay decenas de plantitas que viajarán
por carga aérea a mercados tan distantes como Hawaii, Canadá y algunas ciudades
europeas o tan cercanos como los comercios de Puerto Rico. La amable tocaya Martita nos enseñó la lista de especies y sus procesos. </span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipQPDfDGt5g8oMGLY30UkRvV283_JCkWLvGUP-ldrg_8Yg6m3Xq_eDKA48AFOvOswKRPvs3pAZAzIegDSArr9Gslb6PNe0ISVtNEUb71LCsjnv5u_vJi6B0o9ForDWYXkeNuHAwDYPTVQ/s2048/20211029_113702%255B1%255D.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipQPDfDGt5g8oMGLY30UkRvV283_JCkWLvGUP-ldrg_8Yg6m3Xq_eDKA48AFOvOswKRPvs3pAZAzIegDSArr9Gslb6PNe0ISVtNEUb71LCsjnv5u_vJi6B0o9ForDWYXkeNuHAwDYPTVQ/s320/20211029_113702%255B1%255D.jpg" width="320" /></a></div><br /><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal">Yo les prometí esta
nota, y la escribo bajo los efectos de la luz silenciosa del recuerdo del jardín multicromático
y, sobre todo, del marco histórico de ese jardín, el llano costero, tan alterado desde hace
siglos por el monocultivo de la caña de azúcar. Se me ocurre que si en cada espacio
público se dedicaran unos lugares adecuados a sembrar colores y aromas, algo respondería en nuestros cuerpos, adormecidos por los golpes de la violencia; primero, alegría; y tal vez la conciencia de
la continuidad que une nuestros órganos vitales al hambre de belleza. Porque
la belleza es ante todo un estado del ser. El objeto incitante, afinado
en la tónica del cuerpo, solo lo provoca.</p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">Luz y
silencio es la calidad de esos llanos costeros del sur. Fueron colonias cañeras
y ahora espacios intervenidos por empresas agrícolas o poblados por comunidades amantes del
silencio. Silencio elocuente, pues tras las tonalidades del verde,
de las sombras azulosas y los fulgores amarillos del verde, abundan los
insectos y las aves en sus fases evolutivas: gusanitos, orugas, turpiales, ruiseñores, guineas, huevos, larvas, mariposas. El silencio blando del paisaje del secano, que despliega sus
variaciones del verde tras las lluvias de la temporada, atrae especies animales
con toda la fuerza de la tierra que sostiene sus raíces. De la belleza que alegra los sentidos, de la vista, el tacto y el
olfato, dependen. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;">La leña de la espinosa bayahonda tiene un aroma que contagia los objetos quemados. Las flores de malezas y arbustos perfuman el aire al día siguiente de nuestra visita al jardín de las trinitarias. La cuna de las trinitarias y el campo abiero de un sector de Salinas: dos paisajes del sur que sugieren las riquezas de las entrañas de la tierra, de los acuíferos, de las
milenarias formaciones de las cavernas.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;">Como todo lo que pasa por el fuego y
retiene su forma, rastros de esos lenguajes no humanos quedan en las piezas de barro de Javier
Orfón. Me permito aproximar esta imagen de una obra suya al escándalo festivo de
las trinitarias.</span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span style="text-align: left;"><br /></span></div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLg4jPnevBnSuGVUFCG3Nx5_9a0oxsijf0bh-r48rUcHW2azDUwcTRIiqrVHwQ7InG7crJZfJ14BbMF69B9_yUwV4T6ztU_m5J8jyChfaGRanZYKqJAQmj4aAJg49_0Ci21V8NgSbx6tQ/s2048/20211030_162119%255B1%255D.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLg4jPnevBnSuGVUFCG3Nx5_9a0oxsijf0bh-r48rUcHW2azDUwcTRIiqrVHwQ7InG7crJZfJ14BbMF69B9_yUwV4T6ztU_m5J8jyChfaGRanZYKqJAQmj4aAJg49_0Ci21V8NgSbx6tQ/s320/20211030_162119%255B1%255D.jpg" width="320" /></a></div><br /><span style="text-align: left;"><br /></span></div><o:p></o:p><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-58093399818536149822021-09-14T12:09:00.001-07:002021-09-14T19:49:30.995-07:00Tinta, agua y luz: La última testigo<p style="text-align: right;"> </p><p style="text-align: right;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjSIEfOxVQRTyQuQiPsfmJ1jZDjQ3FlrQODjAYUWnDUE6FvMhLC6EYtjpuPWZo2dLofYeGR2HSEv3UWDi9Jdgeh65F3lmnzM82a5Q0tjBuK1xKxEOIrybkIx8rdl1ov-OqVVunwN7FBdg/s2048/DSCN0798%255B1%255D.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjSIEfOxVQRTyQuQiPsfmJ1jZDjQ3FlrQODjAYUWnDUE6FvMhLC6EYtjpuPWZo2dLofYeGR2HSEv3UWDi9Jdgeh65F3lmnzM82a5Q0tjBuK1xKxEOIrybkIx8rdl1ov-OqVVunwN7FBdg/s320/DSCN0798%255B1%255D.JPG" width="320" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: right;"><span style="text-align: right;">Marta Aponte Alsina</span></p><p class="MsoNormal">Los géneros góticos y la novela histórica alentaron la industria del libro en Europa y sus colonias culturales. Se leían incluso en el San Juan de Tapia, que menciona a Ann Radcliffe en sus memorias. Dieron vida al desajuste de la fantasía gozosamente engañada. El terror atrapado en una página desata placeres morbosos y aumenta el aprecio al círculo doméstico de la casa protectora.</p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">Hace unos años estuvieron de moda las carnes más crudas del gótico. Ahora Lovecraft, el padre literario de ciertas corrientes delirantes, ha trascendido a las teleseries, cercanas en su estética a las revistas populares que publicaron sus relatos hace un siglo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">En <i>La última testigo</i> (2021, La Secta de los Perros), de René Duchesne Sotomayor, se trazan nuevas derivas del gótico. Los relatos de <i>La última testigo</i> se afinan en el temperamento claramente desengañado de este tiempo. Una manera de leerlos es pensando en lo que Josefina Ludmer hubiera llamado los procesos constructores y Piglia los núcleos de los textos. La figura podría ser una antítesis: la casa y sus atmósferas y el exterior desamparado dominado por la mala muerte. De la casa se desprenden dos versiones: la propia, construida para el placer del juego o la defensa contra un mundo exterior deseoso de invadirla y la casa de unos abuelos, solar de una familia extendida.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">La casa de los primeros cuentos del libro pretende ser hermética. Engaña con la utilería de la arquitectura gótica en sus representaciones literarias: trampantojos, puertas escondidas, funciones alteradas, muros cegados, una ventana que nunca se abre. Asegurada contra invasiones, que podrían ser benignas o atroces, termina devorando a sus habitantes, porque el personaje solitario siempre es más de uno. No hay asideros en el mar sin orillas de los sueños. No hay costas donde naufragar ni salidas de una casa en dos dimensiones, pues entre las palabras y los dibujos arquitectónicos que ilustran el libro se tiende una correspondencia. La casa se cuenta, y también nos cuenta. Tras el punto final, cuando asimile lo que acaba de leer, la lectora de este libro verá una ventana como pocas veces ha visto una ventana. La ventana enmarca la visión trunca del mundo exterior, siendo a la vez motivo de seducción y misterio para quien la ve desde afuera. Las páginas del libro son análogas a las hojas de una ventana. El libro es un objeto seductor en movimiento. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">La otra casa que se cuenta, la de los abuelos, está rodeada de un patio tropical fértil. La excesiva vitalidad del entorno y la distribución interior de la casa se recuerdan entre las voces de la abuela que contaba sus experiencias infantiles misteriosas, como todas las madres y abuelas que yo recuerdo. La casa familiar no lo es del todo, pues alberga los silencios y enigmas de los mayores. Están los lugares sellados por la muerte, el árbol mutilado por la inquina de los vecinos, las llaves perdidas, la reinita extraviada en su interior, la conexión vibrante con la tumba del abuelo.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">La personificación de la casa es un tópico de la literatura de horror. En <i>La última testigo</i> la casa de los primeros cuentos es obra de una restauración reciente, que parte de un deseo: conservar el misterio de sus interiores. Protegerla. El desconcierto de los intrusos potenciales es una medida del éxito de la casa. Hay que pensar que una casa es un descaro, una cara que pretende tener derecho a una presencia y a la vez ser la defensa de una intimidad. La colocación de una ventana basta para que un ojo enterado crea que entiende la distribución de los espacios personales; la intimidad de sus habitantes. Por eso en las casas de este libro se alteran las funciones tradicionales de los espacios y el sótano se llena de luz y el lugar del cuarto de juego se desplaza y se comunica con un cuarto de cuna. Si una de las ventanas se cierra siempre, la casa se hace indescifrable.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">Con la lógica precisa de los cuentos de Poe se va tejiendo la verosimilitud de las obsesiones. Todo en regla, no se admiten desvíos, pues los desvíos no tienen fondo, como los extremos de la vida: nada y muerte. Hay en la sobria construcción de un relato en forma de casa y de un libro como paraje poblado de casas y rodeado de enigmas, toda una poética de la lectura. El tono controlado e inquietante seduce y desconcierta. Se reescribe a Poe sin concesiones al melodrama, valiéndose de dos medios visuales inmóviles, que componen un monólogo vestido de diálogo entre ambas formas y una atmósfera irónica (¿decimos kafkiana?), pues la perfección tiene sus errores que no dejan de guiñar. La casa, como en aquella genial película de Buster Keaton, puede abocar a la autodestrucción. O al eterno retorno de la vida sencila, como en el final del mismo corto de Keaton.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5jA0S2ZgE7-gBovqyQZM1H74gyGdsWC-m1-IuW5qgfSjMGjz59tiCjA2IwBQxRw1GBeh59k1BFZeBIQMaemco4p2Habnf8IzBHD1HUOoDLK8X64AWRyP-rkMX-p-fl8XYZ2eGx5uX72g/s2048/DSCN0796%255B1%255D.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5jA0S2ZgE7-gBovqyQZM1H74gyGdsWC-m1-IuW5qgfSjMGjz59tiCjA2IwBQxRw1GBeh59k1BFZeBIQMaemco4p2Habnf8IzBHD1HUOoDLK8X64AWRyP-rkMX-p-fl8XYZ2eGx5uX72g/s320/DSCN0796%255B1%255D.JPG" width="320" /></a></div><br /><span lang="ES-PR"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">La continuidad entre los relatos encadena una secuencia de miradas, desde el interior, desde el exterior y en el desamparo de los lugares abiertos, las calles, los bosques, el vecindario. En las afueras está el mundo atroz que nos hemos fabricado como especie: la destrucción de ciudades, el salvaje exterminio de inocentes, las deudas que se pagan con la vida. A propósito del enemigo interior: en las afueras de otras casas, aquella invadida de Cortázar, o la casa de Usher y desde luego la del aleph, la forma de la casa tomada es también una representación de la soledad.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><span lang="ES-PR"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">La hermosa práctica de ilustrar los relatos, recuerda viejas ediciones, y también al arte del cómic y la novela gráfica. En esta época de la plaga de imágenes y la reproducción digital no se trata ya de ilustrar palabras sino de situar dos medios en un solo soporte.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR"><br /></span></p><p class="MsoNormal"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNpGVVPLRVm1cwSlq1BhzE_Lwcqp2Cpd2_m7svz_IVy6d8BjxtOyanoputVF-KIzeaHoHqjUUd824Jewa9xknsmmehsX76ujKv6hJaX6whezl6x4EaOW1RF-YrVPTome2hictIEgLSv8Q/s2048/DSCN0797%255B1%255D.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNpGVVPLRVm1cwSlq1BhzE_Lwcqp2Cpd2_m7svz_IVy6d8BjxtOyanoputVF-KIzeaHoHqjUUd824Jewa9xknsmmehsX76ujKv6hJaX6whezl6x4EaOW1RF-YrVPTome2hictIEgLSv8Q/s320/DSCN0797%255B1%255D.JPG" width="320" /></a></div><br /><span lang="ES-PR"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">Desde la casa cerrada el libro asume el riesgo del lenguaje que se atreve a publicarse, a ser leído. El final es un envío a lectoras, y lectores: la condición humana, no obstante sus vacíos, merece memorizarse y compartirse. El breve “Tinta, agua y luz” deja la impresión de una soledad compartida en esta casa libro que deben frecuentar muchos lectores, pues se trata de una literatura “sobre lo que nos mira” (Rafael Acevedo) y que añade valor a una nueva generación de narradores jóvenes: “ahora estas palabras provenientes de tiempos y espacios remotos o extintos, sirven para echar luz sobre esos mundos marchitos que el azar le entregó al vacío.”<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR">Un libro tan sugerente y bien escrito como <i>La última testigo</i> enriquece una de las marcas de la literatura boricua y caribeña actual: la que se corresponde con la literatura misma y sus revelaciones; la que con su sola existencia llama a la protección de la vida que nos sustenta.</span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-28653143684041591282021-09-09T06:38:00.000-07:002021-09-09T06:38:24.481-07:00y dejar que lo aprendido suene y suene<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixSTUADWP2xSDkZ3klJPkthOVWHzm55-U9G63JvJGFy_1jlA61Jt1P-SSJbcrHyup5Kx_eOUyNoa4WLKS-vD6qcXh8wvWSUh0a8rlIDqY7qLU-07T2a8HTglL9Bm_zdaDto3UXczLr_Kg/s1200/Xavier.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="900" data-original-width="1200" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixSTUADWP2xSDkZ3klJPkthOVWHzm55-U9G63JvJGFy_1jlA61Jt1P-SSJbcrHyup5Kx_eOUyNoa4WLKS-vD6qcXh8wvWSUh0a8rlIDqY7qLU-07T2a8HTglL9Bm_zdaDto3UXczLr_Kg/s320/Xavier.jpg" width="320" /></a></div><br /><p><br /></p><p style="text-align: right;">Marta Aponte Alsina</p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal; mso-margin-bottom-alt: auto; mso-margin-top-alt: auto;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">No ha tenido un momento de paz la poesía puertorriqueña desde sus primeros brotes. Se ha sumergido, se ha transformado, le han declarado la guerra y ese conjunto de palabras encuadernadas o lanzadas al aire no da señales de despedirse. Antes bien se extienden sus rizomas sin grandes cortes generacionales recientes, en las obras de Áurea Sotomayor y Vanessa Droz, y voces más cercanas, logradas la madurez de su expresión, tales Mara Pastor y Nicole Cecilia Delgado. Sin dejar caer la complejidad de ritmos que repica, esa poesía sigue extendiéndose.</span></p><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Xavier Valcárcel ha publicado libros desde muy joven. Cuenta con una serie de obras que son, para usar sus palabras, “trabajos de poesía”. Es cierto que ante el letargo de editoriales institucionales y comerciales, las pequeñas impresoras (tanto en libros hechos a manos como digitales o en combinación de métodos) han recogido esos frutos que caen de los árboles vigorosos,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Se diría que el carácter catastrófico de estas décadas ha provocado esa masa de respuestas como reacciones estridentes si no fuera porque en Valcárcel se nota el trabajo de una voluntad crítica que no acaba en el grito. Hay en los poemas de este libro suyo que comento (<i>Fe de calendario</i>, 2016) una sabiduría de golpes asimilados, pensados y usados. La confluencia de acercamiento y distanciamiento, la precisa expresión del dolor que siendo tan suyo es de su generación y su tiempo, dan un tono elegíaco a estos trabajos de autor joven. Es como si de un envejecimiento prematuro naciera una poesía con luminosidad de tiempo no perdido, una especie de elegía primera como cierre necesario para retornar mientras haya vida: enriquecido el don de adivinar, vislumbrar</span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 8pt;"> </span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">, proponer y predecir. Se trata de un aparador de voces y escenas cotidianas, en versos de un tono menor, cercano al de Ángela María, cuya materialidad rescata y privilegia la insignificancia para, de pronto, asombrosamente, formar con ingredientes humildes, esferas luminosas.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Las piedritas que, sin distinción de objetos mágicos, llegan a serlo porque se les reconoce como guías y estabilizadoras, componen lienzos de paredes. Cuando se desprenden de una obra en ruinas, su ciclo se ralentiza, pero no acaba. Que el objeto inerte guíe todo un método de composición, que se reconozca la cercanía semiconsciente de los árboles y de las plantas de la botica familiar, hacen del libro una casa adonde refugiarse del entorno y reparar quiebres mentales sin falsos consuelos. Compartiría muchos versos descontextualizados. Son piedritas que me acompañarán si logro memorizarlos y creo que sí lo haré. Pero no sería bueno sacarlos del contexto donde anidan.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: normal;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Times New Roman", serif; font-size: 13.5pt;">Agradezco la existencia de este libro acompañante.</span></p><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-25506339441527291442021-07-30T06:32:00.000-07:002021-07-30T06:32:04.355-07:00We had never seen such people before: Puerto Rican literature and the writing of the other (segunda parte)<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTGXVWCqX9eg_NCc6MshHHfluKT1rIhzAZAk99Fbka5-TiAwsNGfOYApw7k886de9aBEjry9wN4WVGeYSvONpINuS3d806n_r0s1o9_FJwq8L5mG5yWHtlAY_DCKtp6tFuVKz32bvBbzw/s800/Albuquerque-Indian-School-ca-1895-National-Archives-at-Denver-NAID-292873.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="379" data-original-width="800" height="152" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjTGXVWCqX9eg_NCc6MshHHfluKT1rIhzAZAk99Fbka5-TiAwsNGfOYApw7k886de9aBEjry9wN4WVGeYSvONpINuS3d806n_r0s1o9_FJwq8L5mG5yWHtlAY_DCKtp6tFuVKz32bvBbzw/s320/Albuquerque-Indian-School-ca-1895-National-Archives-at-Denver-NAID-292873.png" width="320" /></a></div><p style="text-align: center;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">Puerto Rico had been
a colony of the Spanish Empire since 1493. The sense of a local literature and
a creole specificity is older, but during the 19<sup>th</sup> century there
was, in spite of censorship and political persecution, an emergent literature
written in Spanish, nurtured by cultural institutions established in the last
third of the century and by a number of periodicals and literary journals that
had networks of contributors in Latin American countries such as Argentina,
Chile and México, as well as connections with publishing houses, journals and
newspapers in the United States. New York, for example, was a major publishing center
for Spanish language books, and the literary events of the city were known and
reviewed in Puerto Rican literary journals. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">The construction of
a national or regional identity was a complex issue. ‘Pureza de sangre’,
institutionalized racism, was an infamous practice. Slavery was abolished as
late as 1873. Many authors did not write or speak from a “we” that included peoples
of color, although the best writers, the more aware and cultivated people, were
advocates for the abolition of slavery and for women´s rights.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">In the early
twentieth century the complexities of national identity and the factors of
gender, race and class were present in the literature written by black working
class writers and by women, socialists and labor agitators like Tomás Carrión Maduro
and Luisa Capetillo, but they hardly entered the canonic corpus of writers
studied at the university and the schools. I guess the same is true of American
literary studies,<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">Black slavery is
one of the threads that connects cultural spheres between the Caribbean and the
United States. Derek Walcott in the poem <i>Omeros</i>,
follows the thread from the Caribbean to a Georgia plantation. The Harlem
Renaissance was inspired by Caribbean intellectuals like Marcus Garvey and the
Puerto Rican Arturo Alfonso Schomburg. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">But back to Osuna, who is buried with his wife, in the neighboring town of Orangeville. He was
obviously an intelligent young man and was offered a scholarship to study in
the United States in the year 1901. Due to his naiveté and his youth, he sharply
experienced the sensation of being an alien. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">His trip to the
United States was inserted in the educational policies of the United States
government toward the population of the island. The first decades were marked
by a strong emphasis on radical and swift transculturation (la americanización)
and the need to train native teachers who would be fluent American English
speakers. Osuna was not prepared to even envision the atmosphere of his
destined school, Carlisle. As some of you may know, I am referring to the
Carlisle Indian School. Carlisle was established in 1879 on a former military
base. (Other Puerto Ricans, were sent to the Booker T. Washington The Tuskegee
Negro Normal Institiute at Tuskegee, Alabama, which seems to hav<a name="_GoBack"></a>e followed similar pedagogical goals.)<o:p></o:p></span></p><p style="line-height: 200%; text-align: left; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; mso-ansi-language: EN-US;">Decades later, Osuna still remembered his culture
shock. About his reaction Pablo Navarro Rivera wrote: </span></p><p style="line-height: 200%; margin-left: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; mso-ansi-language: EN-US;">Juan José Osuna arrived at the Carlisle Indian
Industrial School (CIIS) in Carlisle, Pennsylvania at six o'clock on the
morning of May 2, 1901. He was fifteen years old, stood four feet six inches in
height, and weighed just 80 pounds. Osuna, who would become a noted Puerto Rican
educator, wrote of his arrival at Carlisle: “We looked at the windows of the
buildings, and very peculiar-looking faces peered out at us. We had never seen
such people before. The buildings seemed full of them. Behold, we had arrived
at the Carlisle Indian School! The United States of America, our new rulers,
thought that the people of Puerto Rico were Indians; hence they should be sent
to an Indian school, and Carlisle happened to be the nearest.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-indent: 35.4pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">Of course Osuna was “seeing and feeling” from the false consciousness of his own racism and prejudices,
the despicable “pureza de sangre” heritage, but nevertheless his displacement was the
result of a trial and error policy. About sixty other Puerto Ricans were also
subjected to the experiment at Carlisle, which closed in 1918. Carlisle was a
trade school and its stated objective was the radical transculturation of
children from first nations that had been secluded in reservations. Its founder
Richard Pratt surely saw himself as a liberal, enlightened educator when he
wrote: “</span><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES-PR;">A great general has said
that the only good Indian is a dead one, and that high sanction of his
destruction has been an enormous factor in promoting Indian massacres. In a
sense, I agree with the sentiment, but only in this: that all the Indian there
is in the race should be dead. Kill the Indian in him, and save the man.”<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">From Carlisle,
Osuna was sent to Orangeville, near Bloomsburg, as an apprentice to the house
of a person named Mira Welsh. The Welsh family is an old local family, according
to the book <i>Historical and Biographical
Annals of Columbia and Montour Counties</i>. In this environment he learned English
and seems to have developed a passion for this region and its history as well.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">Osuna returned to
Puerto Rico where he was a Dean at the University. In 1923 he wrote his dissertation. In it he he denounced the absurdity of imperial educational policies that could be
described by the Carlisle mission statement. “Kill the Puerto Rican to save the
Puerto Rican.” And the truth is that these policies were defeated in practice
while continuing to create havoc and confusion for decades to come, sometimes as comically absurd
as the decisions documented by Osuna in
his dissertation.</span><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US; mso-bidi-font-family: TTE1A7CD78t00;"><o:p></o:p></span></p><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-42886526209394290522021-07-28T08:47:00.001-07:002021-07-28T08:47:29.123-07:00We had never seen such people before: Puerto Rican literature and the writing of the other (primera parte)<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmmbK752XRBuwyMYcZQG8PT3hKk3DxddfjnxCk3yECmWr5fr1CnUKd2xSe7NqJKER0v1g7ZZDOYeR6N38B6aXl4gdPzgNsAk8hMJlmX_wIXIBMf0ZPiPgjJxVnGPhBBD-_tvL9jlgO3kw/s1140/carlisle-indian-school-sioux-4-1568161301.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="797" data-original-width="1140" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhmmbK752XRBuwyMYcZQG8PT3hKk3DxddfjnxCk3yECmWr5fr1CnUKd2xSe7NqJKER0v1g7ZZDOYeR6N38B6aXl4gdPzgNsAk8hMJlmX_wIXIBMf0ZPiPgjJxVnGPhBBD-_tvL9jlgO3kw/s320/carlisle-indian-school-sioux-4-1568161301.jpg" width="320" /></a></div><p><br /></p><p style="text-align: left;"><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span><span> </span> Marta Aponte Alsina</p><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><p></p><blockquote style="border: none; margin: 0 0 0 40px; padding: 0px;"><p style="text-align: left;"><i>A Pablo Navarro</i></p></blockquote><p></p></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote></blockquote><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">What could the literature of Puerto Rico share with the very distinct culture of this region in Pennsylvania,
itself a crossroads of peoples and cultures? Usually connections are subtle or
hidden underground, like the roots of trees or the waters of underground rivers.
According to certain mythologies there is a father or a mother river from which
other rivers spring. There is also a tree whose roots embrace the earth. Narrations
and myths are related since prehistory, when as you know, people gathered to
hear stories. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">In spite of their
antiquity myths are very much alive. They survive and thrive in pop culture. The
science of ecology also reveals the interaction between all regions of the
earth. However, the cultural history of nations seems to have moved in the
opposite direction, stressing difference. But we don’t have to look back into
mythic origins to find a unifying story between this region of the Susquehanna
River and the literature of an island in the Caribbean Sea, between the
Appalachians and the Valley of Caguas, Puerto Rico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">When professor Hidalgo
told me about Juan José Osuna I thought that in spite of Kipling´s verse, east
and west do mix. East is East because a capitalist adventurer decided that West
is West. Rather the West is one and the other, and the East is also one and the
other. The same failure of binary opposition holds true for North and South.
They have always mixed, in economic and cultural geography, even though the
borders are policed and the lines are drawn.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">This common story between
a Caribbean island and Bloomsburg begins in the last decade of the 19th
century. Caguas, Puerto Rico, was a sugar cane and tobacco producing region. An
orphaned young man served as an apprentice at a tobacco warehouse. You can
imagine his waking and sleeping hours pervaded by the acrid smell of dry
tobacco leaves and cigars. He was an orphan and had to work to help support his
family, a fate typical of families and communities all over the world. What was
not typical was a destiny imposed by territorial imperative. In 1898 the US
Army invaded the island and substituted a very short lived autonomic government
under the Spanish Empire for a military government and later for a mixed electoral
system with the governor appointed by the president of the United States until
1948. Cuba and Puerto Rico were the last territories in America under the Spanish
flag. They also were the first territories South of Texas to be invaded by a
power that still sees itself in official discourses as exceptional, according
to a historian Jackson Lears, and that after its civil war, embraced its
“redemptive responsibilities in the drama of world history” (Jackson Lears,
Divinely Ordained, London Review of Books, 19 May 2011, p. 3). Redeeming Cubans
and civilizing Puerto Ricans was part of a “manifest destiny”. Taking over the island
as a coaling station and stepping stone in the control of Central and South
America was, of course, seen as a right.<span style="mso-spacerun: yes;">
</span><o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">But the US could
not accept without doubts its imperial role. There was then the need to create
an empire without seeming to do so, while carrying out a civilizing mission for
countries “not prepared for democracy.” How could this be accomplished? The
story was written by the judges of the Supreme Court. According to scholar Amy
Kaplan, from the University of Pennsylvania, the so called insular cases, which
defined Puerto Rico as an unincorporated territory that belongs but is not part
of the US, “turned the space of Puerto Rico into a buffer zone, a blurred
borderland between the domestic and the foreign onto which project the threats
of hybridity… of a phantasmic invasion of the US. The ambiguous space of Puerto
Rico as “unincorporated”, as “foreign to the United States in a domestic
sense”, both embodies and allays these fears of foreign bodies” (Kaplan, The
Anarchy of Empire, Introduction).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: 35.3pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: EN-US;">But this intricate
political novel of the insular cases is not the common story I would like to
share with you. The historical personage who was Juan José Osuna has, to my
mind, a more immediate pertinence to our exchange. Osuna´s story is worth telling.
Here, at Bloomsburg, we are at the university that received his papers, part of
his legacy and that is remarkable. Moreover his story sets the stage for a look
at the relationship between literature and its place of enunciation or the
place –geographical and cultural and ideological- from where a writer writes
and the mode of her or his writing the other. <o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-56699758858317640812021-07-11T08:11:00.003-07:002021-07-11T14:33:51.866-07:00PR 3 Caribe, inventarios del archipiélago<p><br /></p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE_cKg2d4CWm9-6qOe8NR4ijH3QVFR1_-g9eVwQZ7BmtKJtAQjq3RqB49ylnCx25uaARMtAuejcDhhClz59TxSoymtvrYTQmhntqbcr7EGIC3YrHj_F-8f6Ja-OkBn2TKiWJ9gtIdLKrU/s546/Britton+CoCo_Cay_PR_1923.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="546" data-original-width="320" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhE_cKg2d4CWm9-6qOe8NR4ijH3QVFR1_-g9eVwQZ7BmtKJtAQjq3RqB49ylnCx25uaARMtAuejcDhhClz59TxSoymtvrYTQmhntqbcr7EGIC3YrHj_F-8f6Ja-OkBn2TKiWJ9gtIdLKrU/s320/Britton+CoCo_Cay_PR_1923.jpg" /></a></div><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Un condensador
de sentido, un imán de papel: eso es el monumental <i>ScientificSurveyof Puerto
Rico and the Virgin Islands</i> (1913 a 1970). Encuentra un lugar en este libro sobre
mi padre por analogía. Así como el terror a la deslealtad engendra la mirada
policial, el amor propietario pretende abarcarlo todo con los instrumentos del
saber. Las islas imantan al deseoso de conquista. Cuando volví a casa tras
haber vivido en continentes la mayor parte de lo que llevaba de vida, cuando
regresé al pueblo donde nací, quise saberlo todo de este lugar, no menos la
composición de los suelos que la textura elemental de las plantas, las
corrientes de agua, la antigüedad de los líquenes. Casi un inventario como el
poema de Corretjer, que no es palabra lírica sino definición de una manera
corriente de sentir cuando se sale de encierros, de un exilio hostil, de una depresión. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">No adquirí con paciencia conocimientos que me hubieran desviado hacia una vida
en las escalas mayores del tiempo. Ahora se disuelve la forma de algunas
imágenes. La revelación de la intensidad de los colores se evapora en el
olvido. Privilegio y dolor de la mirada que pierde el respaldo de la memoria. Pero
persisten las ganas de saber fuera de mapas coloniales, con la
facultad de imaginar adiestrada en la observación de lo mínimo y la evocación
de sus correspondencias distantes, con cautela de espía y prisa por apuntar,
mirar, tocar, oler, escribir, ante la nostalgia prematura de la agonía. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Esa linda pasión
de hablar sola, dando voces a las cosas que me rodean, tal vez sea la mejor
manera de cumplir con los días y noches que me restan. Pero espiar no necesita
encarnaduras animistas. También puede alzarse sobre el deseo de poseer.
Entonces el espionaje de la naturaleza se hace sistemática labor de asedio. Para
darle un principio de conocimiento al móvil que ha regido los destinos
políticos del Caribe en el siglo veinte puede aplicarse una etiqueta de especie:
Destino Manifiesto. No,sé si la corona española o la inglesa infestaron el mundo
con su codicia desde la creencia en que era ese el papel que Dios les reservaba,
o si les bastó el placer de la crueldad. Merece estudio el origen de esa
certeza. Acompañar el poder político asumiéndolo como deber moral, y saber que
ese deber moral requiere las labores del investigador, del catalogador, del
taxonomista. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR; text-indent: 0.5in;">Desde el deseo
de saberlo todo de los territorios apropiados se concibió y se emprendió, durante
décadas, el <i>Scientific Survey</i>. </span><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; text-indent: 0.5in;">En palabras de Nathaniel
Lord Britton, uno de sus fundadores: “The completion of the work will make the geology and natural
history of Puerto Rico and the Virgin Islands, insular possessions of the US,
the key to the natural knowledge of the West Indies.” </span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR; text-indent: 0.5in;">En el tono se reconoce la aspiración de contener el
mundo en una nuez, y tragarse la llave, como si, en efecto, las posesiones
insulares no hubieran sido ya <a>territorios</a></span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR; text-indent: 0.5in;"> asimilados por archivos y bibliotecas.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: center; text-indent: 0.5in;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgckLY9JVNutGVP3L4RRC3YbrHaa3mrcJKcF1hwIpg3SGzYLUJvONmfG3IErLaMUTQ1pzLiL_YK8ufZOFaaieCvME9pf-z9nlZIO9p8KNVERWNdr_5Kla43lAIThmKZvj7CMmWUwQvFQ84/s288/scientific+survey.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="288" data-original-width="175" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgckLY9JVNutGVP3L4RRC3YbrHaa3mrcJKcF1hwIpg3SGzYLUJvONmfG3IErLaMUTQ1pzLiL_YK8ufZOFaaieCvME9pf-z9nlZIO9p8KNVERWNdr_5Kla43lAIThmKZvj7CMmWUwQvFQ84/s0/scientific+survey.jpg" /></a></div><br /><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="font-family: georgia;">Nathaniel Lord
Britton fue el más destacado de los fundadores del New York Botanical Garden. Era
neoyorquino de vieja estirpe, descendiente de moravianos de Pennsylvania que antes
del siglo 19 se habían establecido en Staten Island. Esa islacercana a Manhattan
sería entonces un remanso para naturalistas. En su zona más antigua ubica el
cementerio de los moravianos, donde están enterrados Britton y Elizabeth, su
esposa y colaboradora por mérito propio. A veces se descubre justamente lo que
ni se buscaba ni se anticipaba. Dejo aquí una pista para otras lectoras. La
iglesia moraviana se distinguió en los procesos de cristianización y educación
de los pobladores de las Islas Vírgenes cuando eran colonias danesas. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="font-family: georgia;">Espionaje,
propiedad, acceso controlado. Llave y antesala. Puentes. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"><span style="font-family: georgia;">La empresa de
Britton, como la empresa de los reyes católicos y la empresa de los demás imperios aventureros en los primeros años de la ocupación europea del
Caribe, fue auspiciada por capitales privados. Es cierto que el discurso de la
conquista, de “our new possessions” fue sostenido por la ocupación militar y
por nativos como mi padre pero, desde los primeros años del contacto, la
participación de fundaciones (y antes de compañías privadas de inversionistas)
fue parte de la alianza entre gobierno y poder económico. <o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span style="font-family: georgia;"><span lang="ES-PR" style="font-size: 12pt; line-height: 200%;"></span></span></p><p><span style="font-family: georgia;"><br /></span><span style="font-family: georgia;"><br /></span><span style="font-family: georgia;"><br /></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-48926576387924466912021-07-10T09:53:00.002-07:002021-07-10T16:12:34.094-07:00Between St. Thomas, USVI, and Cayey<p> </p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUDnDZd5LWqeS4CRGRI7-hOhqzSfBCENivUznaPQHZWTronxWdVFv8H3X9SEZSH6zEI_fw_YDmQULVlpZVmOlztivEOX3yzzXasm7NeAggkuKJelNRxL6X5zQr97S5lqVomSvOeQRZ7pc/s303/torres+cayey+naval+station.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="166" data-original-width="303" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhUDnDZd5LWqeS4CRGRI7-hOhqzSfBCENivUznaPQHZWTronxWdVFv8H3X9SEZSH6zEI_fw_YDmQULVlpZVmOlztivEOX3yzzXasm7NeAggkuKJelNRxL6X5zQr97S5lqVomSvOeQRZ7pc/s0/torres+cayey+naval+station.jpg" /></a></div><br /><p><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;"><span> <span> </span><span> La </span></span>erección de torres de telecomunicaciones en el interior montañoso de la isla grande del archipiélago
boricua fue uno de los giros transformadores ocurridos en 1917. Aquel
fue el año de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial y, sin el beneplácito de los jefes políticos representantes
de los indígenas, de la imposición de una citizenship, (esa cuyo deseo abarrota las filas en las
fronteras). Fue, además, el año de la compra al
gobierno de Dinamarca, por 20 millones de dólares, de tres de
las islas vírgenes −St. Thomas, St. Croix y St. John− además de cayos e islotes
adyacentes. Al integrarse bajo un solo propietario pudieron haberse estrechado aún más las relaciones entre las islas de Puerto Rico y las Islas
Vírgenes. Pero la integración distendida no figura en los paranoicos protocolos
militares.</span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Volviendo a la estación de telecomunicaciones, descubro que como buena máquina de guerra fue objeto de una
personificación sentimental. La nostalgia de los soldados de mar (un tanto
solitarios en el destierro, como otros oficiantes marinos) les incita a la
humanización de sus barcos, e incluso a la humanización heroica de aparatos como las torres, que funcionaron hasta 1932:<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0in; margin-top: 0in; margin: 0in 0in 0in 35.4pt; text-indent: 0.6pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%;">However,
it remained to equip Puerto Rico with a high power radio station. In 1916, the
Department of the Navy submitted a preliminary budget for its construction in
the town of Cayey, “mainly to be used in naval operations.” The following year,
the Naval Funds Act allocated the amount of $40,000 for this project. By 1918
the construction of Cayey´s naval radio station was being completed “which
would not only guarantee communication with North American possessions in the
West Indies, but would also provide a transatlantic service. This station was
one of the 67 constructed by the Department of the Navy during the course of
the war and one of the 5 transoceanic wireless stations in the United States.
Puerto Rico had become part of a vast communications network that spanned the
globe. </span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">(NAVCOMMSTA Puerto
Rico – NAU).<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">La estación de telecomunicaciones construida en el pueblo de mi padre y de mi abuelo, pertenecía al mismo complejo militar que gobernaba en las Islas Vírgenes. El título oficial de la sede del gobierno era <span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;">St. Thomas US Naval Station.</span><span style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial;"> Los pormenores que comparto forman parte de un cartapacio que, según recuerdo, subió a archive.org una sociedad genealógica de las Islas Vírgenes. Cuando intenté recuperar otros archivos que, me parece, formaban parte de esa fuente documental, no pude localizarlos. De modo que los datos siguientes, en una lista o inventario, quedarán como piezas desconectadas de otros documentos de la serie. El nombre del cartapacio comprende la década del gobierno militar en las Islas Vírgenes: <i>Indexof Files Jackets for the years 1917, 1918, 1919, 1920, 1921, 1922, 1923, 1924, 1925, 1926, 1927, 1928</i>. En las páginas que siguen anoto una lista de archivos y temas, con algún comentario.</span></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span style="background-color: black; color: white;"><span lang="ES-PR" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;">Para no perder el hilo entre las torres que impresionaron a mi padre y a mi abuelo, parto de una mención del pueblo de Cayey en el índice del expediente, a propósito de una pelea entre borrachos. En la reyerta de cafetín participaron varios soldados, allá por el año de 1922. De hecho, en el índice se anotan varias muertes relacionadas con borracheras (“alcohol investigation”</span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;">). Pienso que tras dar con este expediente, el único de la serie que pude copiar antes de perder el acceso, no procede volver a desterrarlo en la nube. Me parece más respetuoso copiar los nombres de los muertos a casi un siglo de su mala conducta. Es un homenaje a hombres y nombres irrecuperables, fuera de la memoria de algún descendiente tan desconocido como ellos, anzuelos lanzados al azar en un mar sin referencias, a ver si este libro les llega:<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">W S Hand, Corporal, USMC, 1922 (muerto)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Matt Colby, Private, USMC, 1924 (herido)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Foster Cohen Cook, no se indica rango, 1926, (muerto)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Kenneth Ivan Curtis Private USMC, 1926 (muerto)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Frank E. Warner, Captain USMV, 1926 (muerto)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Wallace, C.V., Cox USN (herido por civiles en la estación de St. Thomas)<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Wander New, atropellado por el camión USN 2819, 1929<o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0in; margin-top: 0in; margin: 0in 0in 0in 35.4pt; text-indent: 0.6pt;"><span style="color: white;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 200%;"></span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 32px; margin-bottom: 0.0001pt; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 32px;"><span style="color: white;">Además se menciona un incidente de “disorderly conduct” (¿conducta impropia, o ese calificativo es privilegio de la élite militar?) de militares en Charlotte Amalie en 1919. Nada vi <a name="_GoBack">sobre esas muertes en los expedientes, pero encontré detalles sobre una </a>máquina naval. Si es cierto que los hombres de infantería cuidan a sus caballos para que luzcan la gallardía que raras veces caracteriza a los humanos que los montan, los de las fuerzas navales (“marines and navy”) también se dejan seducir por sus embarcaciones.</span></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0in; margin-top: 0in; margin: 0in 0in 0in 35.4pt; text-indent: 0.6pt;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjnaAg64I3i19dEgZI0GwUvTkrvnC1kPLgqBqt8Xo31LXZhLmSLgo-f90DnQPrVyV7hna6Ewxx02HPXXeW0TDOIbmtIpbEudNdy1T3vJmw5l6M5kJw2T4_NpIvRSW5HvxO4bsSRZOUgSY/s270/Grebe.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="187" data-original-width="270" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjnaAg64I3i19dEgZI0GwUvTkrvnC1kPLgqBqt8Xo31LXZhLmSLgo-f90DnQPrVyV7hna6Ewxx02HPXXeW0TDOIbmtIpbEudNdy1T3vJmw5l6M5kJw2T4_NpIvRSW5HvxO4bsSRZOUgSY/s0/Grebe.jpg" /></a></div><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">En el
expediente que contiene el índice de documentos que no pude consultar, se cuentan
detalles de la aventura caribeña de un barco. Debe haber más de un libro
dedicado al amor de los hombres a los objetos mecánicos. En ese libro cabría la
maquinografía de la USS Grebe. El barquito fue, en principio, un barreminas.
Durante los años veinte del siglo veinte, y mientras duró su misión en las Islas Vírgenes,
desempeñó la labor de ferry que cada semana transportaba viajeros no
identificados entre St. Thomas y St. Croix, ida y vuelta. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Esa labor de
obrera contrasta con el uso de la Grebe como yate de ociosos. El 15 de abril de
1929, se la comisionó para transportar a maestras estadounidenses residentes en
la isla grande, como invitadas a un baile de soldados en St. Thomas: <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; margin-left: 35.4pt; margin-right: 0in; margin-top: 0in; margin: 0in 0in 0in 35.4pt; text-indent: 0.6pt;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%;">The
Grebe will make trips to Fajardo on Wednesday and Saturday this week, leaving
here (St. Thomas) at 0800, leaving Fajardo at 1300 hours. On the Saturday trip
she will bring back some American school teachers to attend the dance of the
Enlisted Men´s Club Saturday night. These teachers will probably be sent back
to Fajardo by the Grebe the next day, Sunday, leaving here at 0900. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">La
investigadora se acerca a este documento y su riqueza con curiosidad. ¿Acaso se
ha escrito una historia abarcadora, general, sobre las maestras y los maestros
“importados” de Estados Unidos? El documento citado sugiere que los hombres de mar blancos, para no desorientarse en tierra de pieles negras, necesitaban
acercarse a mujeres de pieles blancas. Salta a la vista una curiosa
interpretación de géneros. La Grebe se humaniza con pronombre femenino, es una
“she”. Las maestras, se deshumanizan como paquetes o artículos prestados que
como tales se devuelven en ese “sent<a>back</a></span><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">”.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0in; text-indent: 0.5in;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGSvCR_Y691rQ6RHh1HvM7DGgzuahDCIviADLpwsCy0j8i0tCv3hIK3XQf9H7wWppSZig5GeiR1kNdX2WcGQ4U3pQyIJspJcvhP012IhVSxWCgrFke35VDyyPNAVQrNg_ku3qJRn6x8Dc/s640/escue%25C3%25B1a+americana.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="331" data-original-width="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiGSvCR_Y691rQ6RHh1HvM7DGgzuahDCIviADLpwsCy0j8i0tCv3hIK3XQf9H7wWppSZig5GeiR1kNdX2WcGQ4U3pQyIJspJcvhP012IhVSxWCgrFke35VDyyPNAVQrNg_ku3qJRn6x8Dc/s320/escue%25C3%25B1a+americana.jpg" width="320" /></a></div><br /><p></p><div>
<!--[endif]-->
<div><!--[if !supportAnnotations]-->
<div class="msocomtxt" id="_com_1" language="JavaScript"><!--[endif]--><!--[if !supportAnnotations]--><a name="_msocom_1"></a><!--[endif]-->
<p class="MsoCommentText"><br /></p>
<!--[if !supportAnnotations]--></div>
<!--[endif]--></div>
</div><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-63134707778081976322021-05-21T05:14:00.005-07:002021-05-22T03:42:17.223-07:00Principio estrella<p><br /></p><p><br /></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXbLhRebBuDAgr02VJZ9qgJPARw4VqjNdRF4znEpJyTgEyDX0eVEAN2IKQLjgWMb6-pVhEwx8-KsVjq5eQr0M8qEQW5BaOPAyn003lHW9yVRcRAoPmhFRbg4GYZfnabsm8ljs3KDsoqVQ/s2048/DSCN2745.JPG" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1536" data-original-width="2048" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhXbLhRebBuDAgr02VJZ9qgJPARw4VqjNdRF4znEpJyTgEyDX0eVEAN2IKQLjgWMb6-pVhEwx8-KsVjq5eQr0M8qEQW5BaOPAyn003lHW9yVRcRAoPmhFRbg4GYZfnabsm8ljs3KDsoqVQ/s320/DSCN2745.JPG" width="320" /></a></div><span style="font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;"><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span style="font-size: 12pt;">De pronto veo la forma de la estrella y el número 5. Tener números
favoritos es una tontería, pero al número 5 me lo encuentro
desde la infancia. Y ahora en las figuraciones de una estrella de mar, la que
conduce al mar, que es la transformación del fuego en una liquidez donde la vida se
gestó de manera inexplicable. De ahí a la relectura del libro de Rachel Carson: de cuando el planeta se desprendió del sol con un estornudo de
fuego que tardó millones de años en enfriarse un </span><span style="font-size: 12pt;">poco, hasta que otro estornudo desprendió
de ella un costado que llegaría a ser la cuenca del océano mayor.</span></p></span><p></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Carson recuerda que las sustancias de la sangre y del agua de mar
son semejantes. Cientos de millones de años, porque no hay fábrica más lenta
que la de la vida, no han deshecho esa continuidad. Tampoco han deshecho los
parentescos entre cuerpos humanos y organismos invisibles vivos. Ante esa
escala cronológica, ante esas semejanzas entre lo invisible por exceso de
corpulencia o por micro presencia, una persona viva es más pequeña que la
puntada de uno de aquellos trajes hechos a mano que dejaban
cicatrices en los dedos de las costureras y los sastres. Hablar de vidas grandes parece tan absurdo como hablar de grandes obras. Todo lo que existe es pequeño. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">El lenguaje es la obra engañosa de nuestra especie. El yo que escribe es
una ilusión de importancia. Saberse parte de
una literatura pequeña impone el tono. La fragilidad de nuestras ilusiones no
puede esconderse. La fragilidad de la vida se ampara en la pequeñez.
Rachel Carson habla de las criaturas
microscópicas que alimentan cuerpos que se fueron haciendo grandes a lo largo
de los siglos, tan grandes, que no sobrevivieron. A la postre más frágiles que las maternales criaturas microscópicas. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Acercarse desde una tradición de literatura pequeña, esa que se compromete
con la fuga de unos pueblos desarmados de
soberanía, debería desanimar una empresa que puede parecer colosal. Sin embargo, esa empresa colosal también es poca cosa. Tan poca cosa, o tanta cosa, como los organismos invisibles. Nunca saldrán
nuestros cuerpos de la ignorancia. La belleza formal y moral de las grandes
obras humanas nos resulta incomprensible incluso a las humanas. En todo caso
algunas humanas se acercan a los bordes de la especie, para demostrar que son
accidentes. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">No puedo escribir el libro cuya forma ni siquiera adivino, de modo que
me propongo escribir la crónica del libro imposible. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">¿Qué mejor móvil, para animarse a escribir que la ignorancia del lugar
que ocupo y me ocupa? Es posible escribir engañosas frases contundentes y
flotar sobre ellas hasta ese momento de la muerte, que imagino acompañada de
alguna conciencia de falsedad. A veces la muerte acompañante te roza, pero no
te escoge. <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Empiezo a escribir este libro un mes después de haber previsto y
abandonado la ruta que me llevaría a su forma. La forma entendida como fijeza,
como estructura cerrada, rectangular, libresca. El Caribe es una biblioteca.
Una amplia biblioteca, nimia en la escala temporal de las especies invisibles. </span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">He viajado poco en mi isla y a las islas. He
pisado suelos caribeños, Cuba, Jamaica, Haití, Dominicana, Aruba, Trinidad, St.
Thomas, Martinica, St. Croix. Pero la
duración de la suma de esos viajes y sus recuerdos fue breve.<o:p></o:p></span></p><p>
</p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">De manera que me propuse visitar con pocos recursos, las islas cercanas
del Caribe oriental. Lecturas, no
siempre suficientes, pero indicadoras, apuntaban a un campo desalentador por lo
numeroso: escribir un libro de conexiones entre el Caribe oriental y el
archipiélago donde reside mi cuerpo.
Cuando empiezo a escribir estas primeras páginas aún no escojo entre varias entradas. Sin
embargo, mientras miro unas ramitas florecidas de una enredadera de jazmín de
río colocadas en un florerito sobre el escritorio, y veo cómo se hacen visibles
en la luz indirecta las flores mínimas y complejas, con sus estambres delicados
y recios, sus pétalos verdosos, alguna semillita que comienza a escaparse, se
me ocurre que el principio de un relato raras veces se muestra tan evidente como
el principio de este. (abril del 2020)<o:p></o:p></span></p><p><br /></p><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-34886501441210318752021-02-22T05:43:00.001-08:002021-02-22T05:43:44.530-08:00Larry: los contratos<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwee_-5sCVBZrqb_8bvoAr9LV1zTovSFEFRzANNKSTj1BdkRyrCZu9ZE2azpGy1Nxcnn5snV5KfU43aLHQ6Fp3b7Z3fTAup43I6DDE2yr9So60dakG7YBq2_H3SWD1oyt-RgOIbWgtACM/s279/el+Paran%25C3%25A1.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="181" data-original-width="279" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwee_-5sCVBZrqb_8bvoAr9LV1zTovSFEFRzANNKSTj1BdkRyrCZu9ZE2azpGy1Nxcnn5snV5KfU43aLHQ6Fp3b7Z3fTAup43I6DDE2yr9So60dakG7YBq2_H3SWD1oyt-RgOIbWgtACM/s0/el+Paran%25C3%25A1.jpg" /></a></div><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: center; text-indent: .5in;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Este amor salvaje
es una maldición, dice en voz alta Megan, y Larry le acaricia la cabeza. Le
aburre la pasión inerte de su mujer. Es como si el tiempo fluyera hacia abajo.
Es como si las horas, en vez de desvanecerse, se desplomaran; como si un
relato, en vez de complicarse y progresar, se hundiera. Si por lo menos metiera
mano con el mexicano la trama se complicaría. Pero en algo está de acuerdo con
ella. La culpa es del director. Miguel es un intérprete sin brillo; una pérdida
de tiempo hacer que Megan se enamore hasta el delirio de un mortal con juanetes.
Sin embargo no hay nada que hacer. No puede romperse el sortilegio inútil.
Habrá que esperar. Violar el contrato los arruinaría, pleitos interminables,
acaso el fin de la carrera de Megan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Un contrato más,
como si no bastaran las obligaciones naturales e históricas. Como si no fuera
suficiente su lealtad, innecesaria y poco lucrativa, al país de origen de su
bisabuela Matilde Beggino de Trevelyan, nacida en una ciudad que comparte la latitud
de Milparinka, más o menos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Rosario, Argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Matilde fue la hija
natural (¿?) de una poeta anarquista. Cuando en 1900 el calor y la peste
bubónica azotaron Rosario, y madre e hija escaparon hacia Buenos Aires, no
hubiera sido capaz la pequeña Matilde de imaginar que nunca volvería a su
patria chica, que en vez de retornar a la ciudad en la ribera del Paraná su
madre decidiría regresar a Europa, y que de ahí emigrarían a Australia, donde
Matilde se casaría con un albañil de pies regordetes. Mucho menos hubiera
podido concebir que en el siglo 21 su bisnieto Larry Trevelyan leería, con
disparatada fidelidad, los libros del nieto de una señora en cuya pensión
porteña Matilde y su madre habían fregado pisos durante una breve temporada,
antes de embarcarse rumbo a Nápoles.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Matilde nunca dejó
de hablar español con acento napolitano, y así se lo enseñó al abuelo del
padre, y el padre a Larry, observando una incorrección caprichosa que fue convirtiendo
la lengua decantada en una especie de pacto doméstico que sólo los Trevelyan
honraban sin entender bien lo que oían y decían. Quién sabe por qué, la
bisabuela, el abuelo y el padre acumularon una bibliotequita de autores del
otro lado del Pacífico, una humilde colección de libros que Larry heredó de sus
ancestros.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Larry no ha
visitado Rosario. Teme que ya no quede ni el nombre del barrio natal de su bisabuela,
con sus barberías y plazas. Sin embargo, ha ido acumulando una biblioteca
propia de autores argentinos, y los lee a su manera.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">A propósito de los
contratos de toda índole, un problema acuciante vuelve a lastimarle la
conciencia: ¿a quién legará su biblioteca? Sus hijos no son lectores.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">(De El fantasma de las cosas, Terranova, 2010)</span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-3656025325959138182021-02-14T05:45:00.003-08:002021-02-14T05:45:39.582-08:00La maldición de una red cantada, o el camino de las hormigas<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXy29vzx11NIuMYTn1J1MawUxb8MNM300REXHtTjc9-yWnJy8yJN9GEQVjwdT0-VZlvxrTUn9e72_1ydYBkV1r3HTOjcLWXrjcm0oGHtNECyU7ieTUuloPIpUYYOb18uqehFUN1H1kei8/s240/El+fantasma+de+las+cosas.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="240" data-original-width="156" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgXy29vzx11NIuMYTn1J1MawUxb8MNM300REXHtTjc9-yWnJy8yJN9GEQVjwdT0-VZlvxrTUn9e72_1ydYBkV1r3HTOjcLWXrjcm0oGHtNECyU7ieTUuloPIpUYYOb18uqehFUN1H1kei8/s0/El+fantasma+de+las+cosas.jpg" /></a></div><br /><p></p><p></p><p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: center; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Safariss<o:p></o:p></span></p>
<p align="center" class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: center; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;"><o:p> </o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Al otro día Dugald
los recoge en una limosina tan deslumbrante en lujos que la diva parpadea. La
fama y la fortuna, en su caso, son un engaño, una conspiración de sus
productores. Sus pertenencias cabrían en un rincón de la limosina de Dugald. Al
cruzar los portones y salir a la carretera desierta ven un cobertizo techado
con retazos mugrientos. Un viejo maldice y reparte su peso entre una lanza y
una pierna.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Meriendan en un pent-house
de blancura monacal, alquilado y decorado expresamente para deslumbrar a la
pareja, ante una mesa donde se presentan con fingida sobriedad botellas de agua
de los glaciares de Islandia, vinos y una docena de quesos artesanales franceses
y españoles. El agua, los manjares, el champán, los claretes, se degustan de
cara a la Bahía de Sydney. Larry, que come con el apetito antiecológico de un gigante,
echa de menos unas lascas de jamón. Megan, abstemia con tendencias bulímicas,
apenas mastica un queso cáustico con vetas azulosas, criado en un humilde hogar
por unas manos envejecidas de trabajo y envejecido él mismo en una caverna
enseñoreada por murciélagos bonachones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%;">Who was he, pregunta Dugald.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%;">We call him Gumpilil, it´s a joke, we might as well
call him Dugald.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Call me Dugald, ja,
ja, dice Dugald.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Y nos maldice,
susurra Megan con voz temblorosa, cada vez que cruzamos el portón. Nuestro
parque ocupa una red de líneas cantadas. La songline de sus ancestros, el ant
dreaming. Los Trevelyan interrumpen la línea de las hormigas. Desde luego, no
sabíamos que al comprar la casa sellábamos una profanación, dice Larry con la
boca llena. Olvidamos sumar los consejos de un encantador a los cálculos de los
agrimensores. Hoy también lo maldijo a usted, murmura Megan.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Me encantan las
maldiciones, me encantan los rituales. El proyecto que les propongo es un
ritual, ataca Dugald.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 150%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; margin-left: .8in; margin-right: .8in; margin-top: 0in; text-align: justify; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.5pt; line-height: 150%; mso-ansi-language: ES-PR;">Larry no disimula
un bostezo. Ya conocen el concepto, esperan que el director aclare las condiciones
restantes, discutido ya el asunto de los honorarios. ¿O es que le parece excesivo
el precio de los actores?, pregunta Larry. Dugald se ofende. Él no piensa nunca
en dinero, tiene TODO el dinero del mundo. Si quisiera podría vaciar los bancos
de Suiza y le sobraría efectivo para comprar un planeta. No se le ocurre hablar
de dinero, no sabe lo que es el dinero. Sí tiene la impresión de que a Megan le
gustará la isla. Es una maravilla. Megan es otra maravilla; mujer e isla tienen
que encontrarse.<o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-25294770462606110412021-01-19T12:13:00.000-08:002021-01-20T08:51:50.892-08:00<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_tdiQKhyphenhyphengAwndR-mj_rgkfLSNhH2-Itq3uRaJyAxvuv0avw-MiOOAbG15EC5tX34OCTImrZcgLBqTYFHetcYnpzg_5UjEKbQUF1VQjYJ0XZFVLMAhyphenhyphenrGSLDT7y4YEkjoa-R68GS80FpM/s1540/tomisanchez.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1540" data-original-width="912" height="296" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_tdiQKhyphenhyphengAwndR-mj_rgkfLSNhH2-Itq3uRaJyAxvuv0avw-MiOOAbG15EC5tX34OCTImrZcgLBqTYFHetcYnpzg_5UjEKbQUF1VQjYJ0XZFVLMAhyphenhyphenrGSLDT7y4YEkjoa-R68GS80FpM/w198-h296/tomisanchez.jpg" width="198" /></a></div><br /><p></p><p></p><p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Javier Sáez de Ibarra<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">"Vida económica de Tomi Sánchez"<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Madrid: La Navaja Suiza, 2020</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">La paternidad. La novela del padre. Asedios a la
figura del padre. Novela alegórica, personificación o animación de ideas. Arte
de interpretar fragmentos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">¿Qué es "Vida económica de Tomi Sánchez"? En
cada novela buena se lee la historia del género y sus transformaciones, pero
Marta se niega a quedar atrapada en la cuestión de la identidad del artefacto.
La deuda de la lectora es leer.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Artefacto sí, pero la palabra es fría y el libro no.
En todo caso aquel reloj que al darle cuerda se mantiene en movimiento perpetuo
y admite tantas variaciones y adiciones como aliento tengan autor y lectores.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Novela colectiva no sé si es, pues su autor es uno. Sí
es coleccionista de voces y objetos encontrados. Aunque pensándolo bien tampoco
es del todo la novela del autor. En ocasiones parece que el autor fue algo así
como un médium, una hidra sensible poseída por voces que ocupan el aire en
cualquier parte del mundo que conocemos, cotidianas, vacías, más bien ruidosas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">En la contraportada se lee que "Tomi" es una
novela coral, es decir, social. De acuerdo, y cambia de tonos como un objeto se
transforma, a lo largo de las horas, a la luz natural. Hermosa porque no parece
del todo humana. Su forma abierta (podrían añadirse o quitarse capítulos casi
al infinito) me recuerda los objetos que encuentro cuando paseo frente al mar
Caribe, en una playa del sur de Puerto Rico. Tienen nombres comunes: caracoles,
esqueletos de cangrejos, pedazos de corales, erizos. Admiten nombres porque
tienen forma. Estructuras complejas que han tardado más años de los que yo
tengo en fundarse, un poco al azar y otro poco por el comportamiento
inevitable, aunque involuntario, de aquello que no es humano: el mar, la lluvia,
el sol, las arenas, animales, vegetales. Geometría fractal, como el tema de
Luis Othoniel Rosa. No las distinguen tanto las semejanzas sino las variaciones
que raras veces notamos en las formas constantes.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Esta novela despega desde la fuerza de los libros
anteriores del autor, y la multiplica. Tomi Sánchez, el protagonista, muere
despedazado en los primeros capítulos, no sin antes dedicar buena parte de su
tiempo a intentar cumplir su vocación auténtica: ser padre. Es un personaje
casi marginal de su propia existencia, instrumento de un montón de trabajos y
quehaceres: obrero, oficinista, escritor de aforismos, enamorado serial.
"Vida económica de Tomi Sánchez" tiene varios ejes: es la novela del
padre, la novela del dinero, la novela del capital, la novela del trabajo
enajenante, la novela de la guerra, la novela de un visionario.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">La novela del padre es un relato de heroísmo. Tomi
pasa las noches deshaciendo lo que sus hijos e hijas aprenden en la escuela.
Los lleva a recorrer las calles de la ciudad y los invita a ver e interpretar
sin los lentes de la pedagogía bancaria. Ejercer la paternidad, en su caso, es
lo contrario de aceptar la ley brutal del padre autoritario, porque Tomi se
empeña en revocar los miedos, idioteces, limitaciones y docilidad que los niños
han aprendido fuera de su órbita. Es padre de alegorías. Sus hijitos se llaman:
Vigor, Libertad, Pasión, Energía, Salud, Voz. Figuras libertarias que provienen
de una ética de tradición radical.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">La alegría de los niños abre respiraderos en el
infierno de una trama de horrores que pasan por normales: el asedio sexual a
una joven en un cóctel de autores y editores; el accidente del obrero que
pierde un brazo y se enfrenta a la mezquindad de la poca importancia de sus
derechos ante las instituciones, como si lo peor de morirse fuera que una buena
muerte es imposible.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">"Vida económica de Tomi Sánchez" me recuerda
otra novela: "La troupe samsonite", de Francisco Font Acevedo.
Impresionan las coincidencias entre dos libros rarísimos, incluso por el
contraste de un rasgo que las distancia: en la novela de Francisco la orfandad
de unos niños abandonados por el padre; en la novela de Javier las inquietudes
de la responsabilidad paternal.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">El cuerpo del padre, trabajador de día, desfacedor de
entuertos en los paseos nocturnos, miembro de una brigada clandestina que es
más bien una brigada de artistas insurrectos, padece de agotamiento, aunque la
sexualidad sigue siendo posible los fines de semana cuando no hay fútbol. Por
la novela desfilan sus numerosas parejas. Cuando se cansan de sus vuelos
imaginarios y su poca atención al orden doméstico, se liberan de él, sin dejar
de apreciar alguna virtud suya. Mujeres y amigos pagan la cremación del cadáver
de Tomi en un capítulo donde el animal de una barbacoa se confunde con los
restos del hombre. Escena que, como muchas del libro, cruza umbrales entre
tonos de historia sagrada, tragedia arcaica y comedia contemporánea de la
imbecilidad humana. No hacen falta los caballos parlantes de Orwell para
representar la granja de animales domésticos que el régimen del capital
engendra y devora. Ser padre también sirve a la máquina. Proletario es quien
tiene prole, el que alimenta la máquina del trabajo con sus carnes.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Parecería que la novela desconfía y se ríe de la literatura,
de la moralidad frágil de sus personajes, de la cultura de la biblioteca y de
la cultura toda, desplazada como un niño que, asfixiado por su cordón
umbilical, no ve la luz. Incorpora textos descontextualizados de su apacible
sueño en la cultura letrada, como un poema de Vicente Aleixandre en el capítulo
de las operaciones de una brigada clandestina que hace obras de belleza,
mientras denuncia la precariedad del "sistema"; o la cita intervenida
de una elegía de Rilke (donde decía ángel se dice dinero, o poder). Víctor
Serge, Vallejo y Joyce pasan a saludar, e incluso Juan Ramón Jiménez invoca a
la inteligencia, que jamás podrá dar con el nombre exacto de las cosas.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Pueden deslumbrar un lirismo de salmo, o una
alucinación visionaria, cuando no se liberan las voces animales de una gritería
en familia, o los lugares comunes de cualquier reunión de humanos que matan el
tiempo aunque sea lo único que tenemos, pero ya se sabe que matamos aquello que
no sabemos querer. Y siempre con esa calidad que junta el sentido común con lo
onírico en una especie de traducción a la inversa; y es así porque desmontar la
figura del padre o las pretensiones del obrero que quiere ser padre, o el culto
feroz al dinero en seres que apenas alcanzamos a ver el celaje del dinero,
equivale a desmontar la cultura occidental, digamos que al menos esa. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Tomi, padre de alegorías, es un personaje de relato
bíblico, con una conciencia de la que carecen muchos de su grupo, pero capaz de
atrocidades en cuanto el deseo de poder lo domina. No obstante, su círculo de
amigos y cómplices y mujeres agobiadas reconocen cierta excepcionalidad en él:
su ternura.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Será esa ternura extraña una antagonista del deseo de
muerte. Se advierte en las luchas de todo tipo, las que nunca se transaron: la
igualdad entre géneros, la derrota del privilegio, y de la explotación de la
naturaleza. En todo caso Tomi, el ordinario, no es ordinario. Es un sujeto que
admite formas plurales, pues toma de, o se deja tomar, por fantasmas de los
clásicos, de las vanguardias, del comunismo, de la patrística, de una fe
religiosa imposiblemente católica, puesto que no reconoce autoridades.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Novela episódica, novela mural y moral, de muchas
voces, sin falacias patéticas. Novela situada en su lugar y tiempo. Se escribe
en la España de la segunda década del siglo XXI y desde el gran escenario
político de la calle. La calle es escuela de masas y granero de alegorías. Es
por eso una novela de múltiples adherencias, casi como un objeto natural al
cual se suman transeúntes, un caracol sagrado y sufrido, lleno de trazos de
fósiles que el mar fabrica y devuelve. Un enigma, una puerta a lecturas
alegóricas, ese género tan antiguo y tan moderno. La novela es posible cuando
da forma a nuestras maneras de organizar, malgastar o entender y sacrificar lo
poco que tenemos: la vida en el tiempo. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">A propósito del final: escojo otro, porque me parece
que el principio de construcción del libro me lo permite y si así no fuera
tendría que imponerse la voluntad de la lectora. Sé que a pesar de sus transgresiones
formales el libro es ya un objeto sólido, un soporte, y que merezco el dolor de
la nota cruel por mi excesivo sentimentalismo y afición a los finales, si no
felices, al menos resistentes. Por eso escojo otro final, tomado del libro
mismo.</span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><br /></div><p></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Eso no quiere decir que el final determinado por el
autor no sea perfecto. Lo es, es el cierre perfecto. Sobresalta. Qué más se
puede pedir de un final. <o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Pero yo escojo otro final. O dos. O tres. El personaje
que entra en una onda de conciencia dilatada llamada dios en su mínima terraza
de barrio pobre; el capítulo de los abuelos combativos, viejos comandos que se
vengan contra las injusticias y echan alas, pues a su edad la cárcel no es para
tomarla en serio (aunque siempre lo es); los paseos nocturnos del padre de
alegorías.</span></p>
<p class="MsoNormal" style="background-attachment: initial; background-clip: initial; background-image: initial; background-origin: initial; background-position: initial; background-repeat: initial; background-size: initial; line-height: normal; margin-bottom: 0.0001pt;"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt;">Bienvenida sea la áspera belleza de un objeto
trabajado con la intensidad de las fuerzas marinas. Se puede leer alterando el
orden,, como los libros que se armaban encuadernando manuscritos de diversos
orígenes. Cabría añadir capítulos, o dejarlo quieto, que repose. Celebrarlo
como una novela de su tiempo, tan propicio para alegorías literarias; libre de
hipocresías y paños tibios, violenta, pero sin el abuso de la violencia como
moneda de cambio, puesto que en este libro el dinero se ha expulsado del
templo. Existe porque su autor ha querido y podido disfrutar del gozo de
escribir en un tiempo liberado por él y por los suyos.</span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="background-color: black; font-family: "Book Antiqua", serif; font-size: 12pt; line-height: 115%;">Marta Aponte Alsina<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 115%; mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="background-color: black;">Puerto Rico, 18 de
enero de 2021</span><o:p></o:p></span></p><br /><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-62319686569380733762020-11-07T08:36:00.003-08:002021-01-19T12:17:11.415-08:00El bello nombre de Bloomsbury<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHnnY-1sL1oObn7OeJ-5cf9aAMDJyZr0D-0I4onj0A6rRWK7sJ-5v8HO8iPTX8zlA49oM8NA3W8pnkgoGYZR2DHkYP1hZSQJe-vbV6k68qa9HYIrjK6knvcRNthI52N9jtSdPNgQh8ox0/s700/virginia.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="700" data-original-width="474" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHnnY-1sL1oObn7OeJ-5cf9aAMDJyZr0D-0I4onj0A6rRWK7sJ-5v8HO8iPTX8zlA49oM8NA3W8pnkgoGYZR2DHkYP1hZSQJe-vbV6k68qa9HYIrjK6knvcRNthI52N9jtSdPNgQh8ox0/s320/virginia.jpg" /></a></div><div class="kvgmc6g5 cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none; font-family: "Segoe UI Historic", "Segoe UI", Helvetica, Arial, sans-serif; margin: 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none; background-color: white; color: #050505; font-family: inherit; font-size: 15px; transition-property: none;"><br /></div><div dir="auto" style="animation-name: none; font-family: inherit; transition-property: none;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;">La única criatura genial del círculo Bloomsbury fue Virginia Woolf. Supongo que se trata de un consenso rayano en dogma. Basta ver imágenes de las obras de Vanessa Bell, o Duncan Grant, acercarse de lejos a los libros de Lytton, no haber leído los libros de Leonard y negarse a incluir al economista. ¿Falta alguien? Ella jamás se permitió un descenso al mundo bárbaro, sin dejar de ser una lectora maravillosa de los libros de su esfera. Borges, imperfecto, llamó desesperante al Orlando, y atribuía la traducción, que él firmó, a su madre. Tlon da vueltas.</span></div><div dir="auto" style="animation-name: none; font-family: inherit; transition-property: none;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;">Victoria Ocampo, millonaria argentina apasionada de las letras, invadió la casa de Virginia. La Woolf la interrogó sobre paisajes y mariposas, "como si yo fuera una cosa y no un ser viviente", recordaría Victoria. No hubo acercamiento entre dos frecuencias dispares, separadas por el prejuicio, el desconocimiento, el desinterés, los orígenes de clase y casta. Leemos a Virginia pero ella no hubiera podido leernos, ni a doña Victoria ni a ustedes, ni a mí, ni a Bad Bunny. </span></span></div><div dir="auto" style="animation-name: none; font-family: inherit; transition-property: none;"><span style="font-family: inherit;"><span style="background-color: black; color: white; font-size: medium;">Virginia era inglesa insularista, de los reductos de la tertulia doméstica y el conocimiento archivado de universidades centenarias cerradas a las mujeres, quienes no obstante se dejaban sentir en grupos con recursos suficientes para cultivar el ocio y permitirse algunas incursiones experimentales en las tinieblas de la época. ¿Qué supera en valor de influencia los escritos feministas de Virginia? No obstante, la dura invasión de Ocampo al mundo de Virginia dejó huellas en la serie fotográfica de Giselle Freund, auspiciada por doña Victoria.</span></span></div></div><p><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-36609515260480745042020-11-03T07:23:00.001-08:002020-11-03T07:23:36.451-08:00Escribir voces<p> </p><p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"></span></i></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7brAUBhxng0Gd8K1boaX6MsDZBG6PZzvIZ1__3FADtQ40MDH7aVpWqlV8eZCqi4Sl7ubUYZuwSiKRic4JAZJXqHAVktqlMLf030BksmmVetgR_Pc_XD6S1g2zAlF_c31unkEOkWj5r8c/s1600/IMG_20201029_082318%255B1%255D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="912" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7brAUBhxng0Gd8K1boaX6MsDZBG6PZzvIZ1__3FADtQ40MDH7aVpWqlV8eZCqi4Sl7ubUYZuwSiKRic4JAZJXqHAVktqlMLf030BksmmVetgR_Pc_XD6S1g2zAlF_c31unkEOkWj5r8c/s320/IMG_20201029_082318%255B1%255D.jpg" /></a></i></div><p></p><p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;"><br /></span></span></i></p><p class="MsoNormal"><i style="mso-bidi-font-style: normal;"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">Las memorias que don Pedro no escribió<o:p></o:p></span></span></i></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">de Pedro
Aponte Vázquez<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">Llamo la atención
sobre este libro a quienes les interese la historia de Puerto Rico y la
historia de Estados Unidos, incluso a les estudioses del pensamiento post
colonialista y de la corriente de estudios descolonizadores. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">Vine a
saber de él en este año implacable de 2020. Las memorias que Albizu pudo haber
escrito, y que de hecho delineó en sus apuntes, artículos y discursos, y que para
colmo de repugnantes ironía, fueron reseñadas en los enfermizos reportes de los
informantes del FBI y de la policía insular, <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>también animaron los recuerdos de quienes le
conocieron. Han existido de manera latente, pero aparte de la labor que comenzó
Benjamín <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Torres, en su imprescindible serie
de 'Obras completas', no estaban en ninguna parte. Con el rigor del historiador
que es, Pedro Aponte Vázquez ha armado un libro de memorias que pudieron ser. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">Armar un
libro donde los hilos de la ficción se entretejen con las versiones<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>documentales para desenterrar a un Albizu que
se nos escamoteó, a quien intentaron tachar y desfigurar, y que aquí se
recupere mimetizando su voz inconfundible, equivale a ejercer la escritura como
derecho. Me recuerda la conferencia que leyó la ensayista y narradora mexicana
Cristina Rivera Garza dos años después de que se publicaran ‘Las memorias que
don <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Pedro no escribió’, en 2004. Fue
entre 2005 y 2007, en la Universidad de Puerto Rico, y la conferencia lleva el
nombre de ‘Conjurar el cuerpo: historiar y ficcionar’. A propósito de la confrontación
de su novela <i style="mso-bidi-font-style: normal;">Nadie me verá llorar</i>,
con la tesis de investigación histórica que se centró en los personajes y
ambientes que luego recogería la novela, Rivera Garza se pregunta: <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">”¿Es posible
entrevistar a un documento histórico? … La pregunta intenta llevar al campo
específico de la escritura de la historia la compleja relación que une y
desune, de maneras por demás complejas, el lenguaje oral y el lenguaje escrito,
cuestionando no solo el campo mismo de la escritura de la historia, sino
también el proceso de construcción de la memoria colectiva... ”<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>A propósito de la recepción, añade <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>una cita de Benjamin sobre la luz que matiza
la lectura de un documento histórico: “cómo refulge en un momento de peligro”<a href="file:///C:/Users/Admin/Desktop/PR%203%20Caribe/el%20libro%20de%20Pedro.docx#_edn1" name="_ednref1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span lang="ES-PR" style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[i]</span></span><!--[endif]--></span></span></a><o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">En buena
parte de la historia oficial que marca el tono <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>de los currículos escolares e incluso en
algunas investigaciones académicas, se nos ha<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>arrancado de cuajo la fisonomía moderna del nacionalismo, su crítica al
modelo de modernización desarrollista y colonialista, desprestigiado ya por
corrientes avanzadas ambientalistas y democráticas, del pensamiento
económico.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Se nos ha vendido en monigote
o loco delirante la figura de Albizu, pero<span style="mso-spacerun: yes;">
</span>su aprecio sigue cobrando vida contra la corriente, en la cultura
popular y en las artes, v.g. en el monólogo ”El maestro”, de Nelson Rivera.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">En <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>”Las memorias que Albizu no escribió” ( <a href="http://www.lulu.com/">www.lulu.com</a>/albizu) un plano invisible, una
animada proximidad en primera persona, se instala entre el ojo lector y una
rigurosa investigación. La voz de Albizu explica por qué Puerto Rico no es una
colonia, y nos asombra. <o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">El
pensamiento de Pedro Albizu Campos (en estos momentos de peligro ya no es posible
tildarlo de loco o ignorante) fue un instrumento que desmontó la vigencia de
buena parte de las bases ideológicas y míticas de los Estados Unidos: el sueño
americano al alcance de todos; una constitución que niega el espíritu de la
declaración de independencia; el delirio vigente de que Estados Unidos es un
país excepcional, con el destino manifiesto de dirigir el mundo libre; la plena
vigencia del bárbaro derecho de conquista del débil por el fuerte en la
cláusula territorial de esa constitución.<o:p></o:p></span></span></p>
<p class="MsoNormal"><span lang="ES-PR" style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;">Además, qué
bien escritas, cómo se dejan leer estas memorias.<o:p></o:p></span></span></p>
<div style="mso-element: endnote-list;"><!--[if !supportEndnotes]--><span style="font-size: medium;"><br clear="all" />
</span><hr align="left" size="1" width="33%" />
<!--[endif]-->
<div id="edn1" style="mso-element: endnote;">
<p class="MsoEndnoteText"><a href="file:///C:/Users/Admin/Desktop/PR%203%20Caribe/el%20libro%20de%20Pedro.docx#_ednref1" name="_edn1" style="mso-endnote-id: edn1;" title=""><span class="MsoEndnoteReference"><span style="mso-special-character: footnote;"><span style="font-size: medium;"><!--[if !supportFootnotes]--><span class="MsoEndnoteReference"><span style="font-family: Calibri, sans-serif; line-height: 115%;">[i]</span></span><!--[endif]--></span></span></span></a><span style="mso-ansi-language: ES-PR;"><span style="font-size: medium;"> </span><span lang="ES-PR"><span style="font-size: medium;">En ‘Escribir la ciudad’,
Maribel Ortiz y Vanessa Vilches, editoras, Fragmento imán , 2009.</span><o:p></o:p></span></span></p>
</div>
</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-58985246050663183032020-10-31T14:08:00.003-07:002020-10-31T14:08:42.989-07:00Ser bruja<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEui2yejPdVA3-0nmdTWlehfNl9xsF_yQdfMf6nD6nVwRcxypy3McnF9oLm7xhUR77bKc42QcECXljeYqPHHeGiCJgs71cYaifEZgU4vJzJSgZ4IWSFXOswiQTbJ2MUlytr1rh1DWZa7U/s382/marta-aponte-angelica-furiosa.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="382" data-original-width="218" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEui2yejPdVA3-0nmdTWlehfNl9xsF_yQdfMf6nD6nVwRcxypy3McnF9oLm7xhUR77bKc42QcECXljeYqPHHeGiCJgs71cYaifEZgU4vJzJSgZ4IWSFXOswiQTbJ2MUlytr1rh1DWZa7U/s320/marta-aponte-angelica-furiosa.jpg" /></a></div><p style="text-align: center;"><br /></p><p><span style="font-size: medium;">Era plantera, yerbatera y curandera. Para mí esa es la esencia de la magia. No uso otras cosas; ni sapos, ni altares, ni piedras imán, ni mierda. Luego vinieron las elaboraciones, el espiritismo, la química de los metales, las palabras agoreras de Paracelso, Blavatsky, Flammarion. Todo eso es posterior, apenas un débil reflejo de la facultad verdadera, que no dejó documentos porque no hay libro humano capaz de traducir el lenguaje de las plantas... Ser bruja es contrario a lo que piensa la gente. Lejos de imponerse como una fatalidad, arranca de una negación. Rebeldía ante los caminos que el destino quiso imponernos sin consultar, Montarse en la cresta de la providencia. Hacer del milagro un desafío.</span></p><p><span style="font-size: medium;">De Angélica furiosa, novela, 1994.</span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-79183441986850127992020-09-27T10:09:00.000-07:002020-09-27T10:09:05.883-07:00The Third Front<p> </p><p style="text-align: center;"><span style="background-color: white; color: #050505; white-space: pre-wrap;"></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRnDgyD-CtQyN7iTaHjWRTVipICwz8klSSCnpw9nGPpexUYNZ_3rj7TewO4QkMXVQV6sUvJr1csdcUk0q9lm3uWBaZYjOFbvj9FtvsKp0-4XSjSn4Q_X0feAI-s_uCOUUFrkj2AX5rhuw/s1600/IMG_20200927_115149%255B1%255D.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1600" data-original-width="912" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiRnDgyD-CtQyN7iTaHjWRTVipICwz8klSSCnpw9nGPpexUYNZ_3rj7TewO4QkMXVQV6sUvJr1csdcUk0q9lm3uWBaZYjOFbvj9FtvsKp0-4XSjSn4Q_X0feAI-s_uCOUUFrkj2AX5rhuw/s320/IMG_20200927_115149%255B1%255D.jpg" /></a></div><br /><p></p><p><span style="background-color: black; white-space: pre-wrap;"><span style="color: #f3f3f3; font-family: times; font-size: medium;">Fatiga el machismo melancólico del narrador de "The Quiet American" (¿bromance?). Lectura necesaria para Marta y el primer volumen de "PR 3 Caribe": espías, sobre las agencias secretas de los viejos imperios y de Estados Unidos y sus huellas caribeñas. </span></span></p><p><span style="background-color: black; white-space: pre-wrap;"><span style="color: #f3f3f3; font-family: times; font-size: medium;">(Greene era excelente cronista. Entretejida con el remordimiento del narrador opiómano, la levedad de su amante adolescente y la inverosímil ingenuidad del agente yankee, hay una magnífica descripción de un almacén donde habitan generaciones de una familia anamita. Otra escena describe la mansión de un pornógrafo francés que se propone regresar al civilizado París. La bas todo es luxe, calme, et volupté de imitación.)</span></span></p><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; transition-property: none !important;"><span style="background-color: black; color: #f3f3f3; font-family: times; font-size: medium;">El diseño de un tercer frente (a third force) entre el colonialismo y las repúblicas descolonizadas, y, por supueto, incapaces de gobernarse, es uno de los soportes ideológicos de la trama. Recuerda la descripción del Estado Libre Asociado en sus comienzos, cuando se proponía como... ¡una invención del ingenio puertorriqueño, ni nacionalista ni asimilista, ni república, ni colonia! </span></div></div><div class="o9v6fnle cxmmr5t8 oygrvhab hcukyx3x c1et5uql ii04i59q" style="animation-name: none !important; margin: 0.5em 0px 0px; overflow-wrap: break-word; transition-property: none !important; white-space: pre-wrap;"><div dir="auto" style="animation-name: none !important; transition-property: none !important;"><span style="background-color: black; color: #f3f3f3; font-family: times; font-size: medium;">El inverosímil agente americano predica el dogma. </span></div><div dir="auto" style="animation-name: none !important; transition-property: none !important;"><span style="background-color: black; color: #f3f3f3; font-family: times; font-size: medium;">“That was where America came in now with clean hands.” El cínico narrador envejeciente responde: “Hawaii, Puerto Rico, I said, “New Mexico.”</span></div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4166722629806262683.post-90188076676987852652020-09-03T07:24:00.005-07:002020-09-03T07:24:50.287-07:00En la Montaña Santa<p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsiU16_sVJTRXdceDgBew0VlmNjGj59YEqTb_7QggmLsrj9niISGyS4eId9KZROzpN40Z56bdGYhInP8mh4hpgLst3aeXObYU-y02arg6crpe90xqwTn2o17uvpJd1Atu94G93jVGi0nA/s273/teaint.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="273" data-original-width="184" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsiU16_sVJTRXdceDgBew0VlmNjGj59YEqTb_7QggmLsrj9niISGyS4eId9KZROzpN40Z56bdGYhInP8mh4hpgLst3aeXObYU-y02arg6crpe90xqwTn2o17uvpJd1Atu94G93jVGi0nA/s0/teaint.jpg" /></a></div><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: .0001pt; margin-bottom: 0in; text-indent: .5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;"><br /></span></p><p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Me interesan las
novelas de espías y militares<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>escritas
durante la guerra fría, o ambientadas en aquel tiempo. Busco la presencia del
archipiélago boricua y de las Islas Vírgenes y la región en esas tramas. <span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Es tema principal de la primera parte del
libro que estoy escribiendo.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Tanteando
aquí y allá, encontré un ejemplar que no se ciñe al relato de espías, aunque sí
tiene rasgos del engaño y el relativismo moral propios del género. La trayectoria de su
autor, Leslie Charteris, de padre chino y madre británica,<span style="mso-spacerun: yes;"> sí </span>fue un relato de alcance global,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>asido a varios polos culturales del medio
siglo: Hollywood, la radio, el mundo trashumante de los millonarios caprichosos.
Charteris firmó decenas de libros cuyo protagonista interpretó Roger Moore en
la serie de larga vida: “El Santo”. (El Santo mexicano es otro tipo.)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 0.5in;"><span lang="ES-PR" style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%; mso-ansi-language: ES-PR;">Todo este
preámbulo para comunicar que una aventura de El Santo se ambientó en el
Puerto Rico de los años cincuenta. Es uno de los relatos del libro <i>The Saint on the</i>
<i>Spanish</i> <i>Main</i>. </span><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">Se titula “Puerto Rico. The Unkind Philanthropist”.
<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 0.5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">En una escena se describe la subida desde Caguas
hacia el campamento penal de Guavate: “They turned into the Guavate National
Forest and went on twisting upwards, glimpsing simple vacation cabins and rocky
streams tumbling between trees, and then out of the deepest shade and still
winding upwards along steep slopes green with banana and opening on to vast
blue veiled panoramas of the lower hills, and so at last to a wide open gateway
across the road where a guard was negligently taking a light for his cigarette
from one of a group of convicts. Beyond, there were plain clean looking
buildings without bars or wire, and many more brown skinned men in prison
denims who worked or loafed and turned to stare at them with uninhibited and
amiable curiosity.”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="line-height: 200%; margin-bottom: 0.0001pt; text-align: justify; text-indent: 0.5in;"><span style="font-family: "Book Antiqua","serif"; font-size: 12.0pt; line-height: 200%;">A este relato le sigue “The Virgin Islands:
the Old Treasure Story”.<o:p></o:p></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0