domingo, 11 de julio de 2021

PR 3 Caribe, inventarios del archipiélago




Un condensador de sentido, un imán de papel: eso es el monumental ScientificSurveyof Puerto Rico and the Virgin Islands (1913 a 1970). Encuentra un lugar en este libro sobre mi padre por analogía. Así como el terror a la deslealtad engendra la mirada policial, el amor propietario pretende abarcarlo todo con los instrumentos del saber. Las islas imantan al deseoso de conquista. Cuando volví a casa tras haber vivido en continentes la mayor parte de lo que llevaba de vida, cuando regresé al pueblo donde nací, quise saberlo todo de este lugar, no menos la composición de los suelos que la textura elemental de las plantas, las corrientes de agua, la antigüedad de los líquenes. Casi un inventario como el poema de Corretjer, que no es palabra lírica sino definición de una manera corriente de sentir cuando se sale de encierros, de un exilio hostil, de una depresión. 

No adquirí con paciencia conocimientos que me hubieran desviado hacia una vida en las escalas mayores del tiempo. Ahora se disuelve la forma de algunas imágenes. La revelación de la intensidad de los colores se evapora en el olvido. Privilegio y dolor de la mirada que pierde el respaldo de la memoria. Pero persisten las ganas de saber fuera de mapas coloniales, con la facultad de imaginar adiestrada en la observación de lo mínimo y la evocación de sus correspondencias distantes, con cautela de espía y prisa por apuntar, mirar, tocar, oler, escribir, ante la nostalgia prematura de la agonía.

Esa linda pasión de hablar sola, dando voces a las cosas que me rodean, tal vez sea la mejor manera de cumplir con los días y noches que me restan. Pero espiar no necesita encarnaduras animistas. También puede alzarse sobre el deseo de poseer. Entonces el espionaje de la naturaleza se hace sistemática labor de asedio. Para darle un principio de conocimiento al móvil que ha regido los destinos políticos del Caribe en el siglo veinte puede aplicarse una etiqueta de especie: Destino Manifiesto. No,sé si la corona española o la inglesa infestaron el mundo con su codicia desde la creencia en que era ese el papel que Dios les reservaba, o si les bastó el placer de la crueldad. Merece estudio el origen de esa certeza. Acompañar el poder político asumiéndolo como deber moral, y saber que ese deber moral requiere las labores del investigador, del catalogador, del taxonomista. 

Desde el deseo de saberlo todo de los territorios apropiados se concibió y se emprendió, durante décadas, el Scientific Survey. En palabras de Nathaniel Lord Britton, uno de sus fundadores: “The completion of the work will make the geology and natural history of Puerto Rico and the Virgin Islands, insular possessions of the US, the key to the natural knowledge of the West Indies.” En el tono se reconoce la aspiración de contener el mundo en una nuez, y tragarse la llave, como si, en efecto, las posesiones insulares no hubieran sido  ya territorios asimilados por archivos  y bibliotecas.



Nathaniel Lord Britton fue el más destacado de los fundadores del New York Botanical Garden. Era neoyorquino de vieja estirpe, descendiente de moravianos de Pennsylvania que antes del siglo 19 se habían establecido en Staten Island. Esa islacercana a Manhattan sería entonces un remanso para naturalistas. En su zona más antigua ubica el cementerio de los moravianos, donde están enterrados Britton y Elizabeth, su esposa y colaboradora por mérito propio. A veces se descubre justamente lo que ni se buscaba ni se anticipaba. Dejo aquí una pista para otras lectoras. La iglesia moraviana se distinguió en los procesos de cristianización y educación de los pobladores de las Islas Vírgenes cuando eran colonias danesas. 

Espionaje, propiedad, acceso controlado. Llave y antesala. Puentes.

La empresa de Britton, como la empresa de los reyes católicos y la empresa de los demás imperios aventureros en los primeros años de la ocupación europea del Caribe, fue auspiciada por capitales privados. Es cierto que el discurso de la conquista, de “our new possessions” fue sostenido por la ocupación militar y por nativos como mi padre pero, desde los primeros años del contacto, la participación de fundaciones (y antes de compañías privadas de inversionistas) fue parte de la alianza entre gobierno y poder económico.




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