Encontré
esta foto de Rosario Ferré en un Almanaque puertorriqueño de Conrado Asenjo. La
comparto con pasajes de un testimonio que leí en su presencia (2005).
Recuerdo la
lectura de Papeles de Pandora (1976) en
aquellos años de amor y anarquía. Con la ingenua militancia de una generación que
se propuso hacer hombres nuevos, desconocíamos que el libro tenía antecedentes.
Al menos yo no había leído los Cuentos de una abeja encinta, de Marigloria
Palma, ni Obsesión de heliotropo, de Violeta López Suria. Son historias
situadas en una encrucijada; de una parte el Puerto Rico suburbano que se
levantaba de la noche a la mañana con la ferocidad de un virus nuevo; de la
otra el olor profundo de la tierra trastornada, que en vez de desaparecer se
iba sedimentando en libros delirantes, condenados al olvido.
Agradezco
a Rosario Ferré la invención de varias metáforas, sobre todo una, no porque la haya confrontado con una
tabla de valores críticos, o sometido a una reflexión sistemática sobre la
verdad de las metáforas. Es la construcción de un jardín de polvo, en el cuento
del mismo nombre.
En ese
jardín. “un paraje sin ruido ni de viento ni de agua”, la única aventura es convertir las volutas de polvo de la
concretera en ”una misteriosa geometría de rombos, cubos y
ángulos sobre las láminas grisáceas del suelo”. Cuando la mujer y el jardinero
terminan sus labores esperan “una noche sin luna para salir a verlo. La
concavidad púrpura reposaba su vientre agujereado sobre la superficie del
jardín con la impasibilidad de una anémona servida sobre un plato de porcelana
perfecta. Casi no se podía respirar”.
Las
referencias son claras: al polvo de la fábrica ponceña, situada donde
estuvieron los cerros de piedra caliza demolidos en el barrio Portugués; a las
urbanizaciones emergentes con sus casitas angulosas y tediosas; a un uso de la
escritura como ritual que transforma la brutalidad en belleza; a las
colecciones manieristas del Museo de Arte de Ponce; a las casas belle époque de
esa ciudad que según otro de los personajes parece “una inmensa repostería de lujo”.
Ponce, escenario de ópera y plena,
lámina arrancada a un libro de cuentos para niños sedientos de sangre, deseosos
de un orden que solo se cumple en las leyes del sueño.
...
Fue tarea de
Pandora darle voz a los silenciados, restituir la crueldad y la esperanza a los
cuentos tradicionales, reescribir a los autores y familiares de su infancia, y
armar un escándalo.
1 comentario:
¡Qué foto tan linda! Le haces un homenaje a Rosario muy merecido. Yo estoy de acuerdo sobre todo en que lo que hizo con Pandora y otros escritos fue "armar un escándalo".
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