Malena Rodríguez Castro comparte una carta de Gabriela Tineo, que en sus aulas argentinas difunde ciertos libros nuestros. (La ilustración reproduce un documento del siglo 19: el nombramiento de un desconocido al cargo de censor de libros y periódicos.)
Querida Malena:
Perdoname, Malena, que lleve a estos extremos mi pensamiento. Sé que los contextos son distintos. Es que la resolución del departamento de educación avivó una herida que marcó mis años de estudiante universitaria, y me estoy dejando llevar por lo que siento.
Debería saber el funcionario que responde (aunque no le importe y de nada sirva) que yo sí he leído los textos censurados, desde la primera palabra hasta el punto final. Los he leído y admirado. Qué diría si supiera que no sólo en la universidad enseño "El entierro", "La guaracha" o textos de González sino que en la escuela media leo con mis alumnos adolescentes "Jum" y "Aleluya negra" de L. R. Sánchez. ¿Qué diría? Que estoy condenada, diría. Que leer en voz alta palabras que designan los genitales femeninos y masculinos o tantas otras que nombran bajezas, perversiones, degeneraciones, impurezas y desvíos me llevan derechita al infierno. En fin, que no se preocupe el funcionario, que lejos de resultarnos difícil trabajar con esos textos, a través de ellos no sólo concedemos el derecho a la imaginación que los jóvenes merecen, además enseñamos a reflexionar sobre la violencia, la discriminación racial, sexual, social, ideológica, el abuso del poder, la corrupción y hasta sobre el sexo mismo; incluso enseñamos algo que se llama adecuación lingüística y que, sospecho, ignora el funcionario.
Pero si tu mensaje trajo a mi memoria el oscurantismo de la dictadura también actualizó momentos fulgurantes: los que vivíamos con mi profesora de literatura latinoamericana quien, desobediente -y a veces en la clandestinidad más cómplice y luminosa- persistió en hacernos leer grandes textos de nuestros grandes escritores.
Habrá que batallar, Malena. Mi profesora lo hizo y salió triunfante. Mientras tanto, a la distancia, yo no batallo. Sigo haciendo oír mi amado Puerto Rico a través de su literatura y los alumnos, agradecidos.
Gabriela
1 comentario:
Wow! Gracias por compartir!
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