Leer por gusto, sin la ceguera del prejuicio, leer no desde
el anonimato de la lectora, sino desde el anonimato del libro, no para apuntalar
un dictamen en un premio literario –todos tienen su negociación y su maña- sino
justamente porque nadie te pide que leas. Comentar cómo va la lectura sin
revelar el nombre del (a) autor(a), llevar una bitácora de reacciones en torno
a un libro de relatos galardonados en lugares de nombres castizos. El título
garciamarquesiano, sumado al aire para mí incómodo de un realismo mágico
popularizado por Isabel Allende me dificulta la entrada en el cuento inicial
(que no es el primero del libro) pero como leo por gusto, deponiendo
resistencias, me empecino y doy con giros imprevistos en la trama de un personaje a un tiempo raro y familiar; una mujer
dotada de facultades tan sutiles e imponderables que la norma es incapaz de
recoger la sombra de su música y la jaula del lenguaje le quiebra el vuelo. El
cuento me seduce. Luego me seducen los pasos de un espíritu hembra que se
desprende del cuerpo y desanda con lujuria los lugares del muerto desconocido que compartió
con ella la encrucijada fatal. Van dos narraciones seductoras, dos de un conjunto de doce, sé que hay más, de modo que es un
libro para leerse. Sin pensar en la identidad de quien escribe, como si yo
fuera una lectora nigeriana, remota y ajena a esta isla de la antipatía. Solo sé que enigma enseña en la universidad de
mi pueblo, pero recuerdo un solo encuentro -creo que era, no estoy segura- cuando
fuimos a buscar a Luisa Futoransky a un congreso de escritores y enigma, con elegancia de intérprete, nos
explicó cómo salir de aquella olla de grillos y llegar al hotel.
viernes, 25 de octubre de 2013
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Primeros párrafos
Recuerdo cuando recibí el envío de mi sobrina. Leí su letra en una nota breve: quizás me interesaría conservar aquellas cartas. No pensé en ...

-
En la primera época del Canal 6, entre la una y las cuatro de la tarde, transmitían películas hollywoodenses de los años cuarenta. Jack Dela...
-
El primer escritor que recuerdo haber visto, René Marqués, era guapo, prepotente, intimidante. ¡Qué manera de hablar como quien pisa fuerte!...
-
Los premios literarios tienen detractores. En muchos casos con razones bien fundadas. Sin embargo son importantes donde no hay otros medios ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario