2]
raída la caperuza roja
había una vez…
un viejo lobo
de mar navegaba de sueño bajo los
(…y dos, son tres)
cedritos despertaron su capricho mis
olores en cesto a panecillo
o a manjar recién des(em)bocado
ofreció granos
si subía a la planta gigante
de sus pies
tomé la llave de barba azul
miré de cerca los huevos
de oro enano sin aliento
ante la blanca
nieve ante la tiznadura cenicienta
ante la zapatilla de cristal
soplado
juego de niños
tradición oral
[3]
él, más negro que la noche
buena, menos bueno que la yerba
buena, menos brujo que la yerba
bruja, pero embrujador como la noche
yo, más claro que el agua
bendita, la aguja en el pajar
manipulando, asiéndole costillas en el aire
fresco, reparando el delito de su cuerpo
boca con boca-bulario
en el doble filo, sus hojas azules
punta de iceberg
como pie forzado a pie de página
asoma a mis acuíferos
descalza
estoy por irme
y el negro porvenir
Anónimo
Esta será mi venganza:
que un día llegue a tus manos
el libro de un poeta famoso
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
y tú no lo sepas.
–Ernesto Cardenal, “Epigramas”
o sea
resumiendo
estoy jodido
y radiante
–Mario Benedetti, “Viceversa”
te jodiste
desde hoy serás literatura
no creas que te hago un favor
no creo que te hago un favor
vagarás
el deteriorable filo de la hoja
acertijo palabreado
a merced de mercenarios
que ofrecerán en la idea
lo que jamás como persona fuiste
vida
eterna
para que te desmembren
hígado de Prometeo
destinado a una vida destinada a la muerte
te quiero
no te equivoques
pero te saco en plumas
las mismas que me amargaste
serás anonimato
inmortal desconocido
merecedor de una detestable pieza
un poema
miserable
todo fuiste
y así como te amé ayer
hoy
te jodiste
Tus palabras
Tus palabras no son como las otras palabras. Son vida desnuda, torrente del alma buscando asilo en mis oídos. Son cereza (así, despacio, suavecito), fuego lento que inunda mis adentros. Es tu “o” un beso que se cierra en beso, y escucharte sólo es mi silencio abierto a tus palabras.
No son como las otras palabras. Tu abecedario es mi mantel de estrellas, el rosario solemne de mis fantasías, el desfile de hormigas al terrón de azúcar de esos sueños contigo. Son “la calle”, “el alumbrado”, “el abrazo”, “la mirada”....palabras ordinarias en boca extraordinaria. La procesión ritual de la lengua en la lengua, de la lengua contigo en tu asedio de mí. Son tus palabras. No son como las otras.
Palabras sustantivas conjurando conjunciones. Palabras adjetivas sugerentes del verbo. Pronombre insustituible detenido en mi memoria, envuelto en todos los adverbios de modo y cantidad hacia la eternidad. Tú y yo, y, entonces, tus palabras son siempre diferencia. Son, en mi voz pasiva rendida ante tu boca, bandada de pasiones asaltándome el pecho.
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