sábado, 1 de mayo de 2010

La palabra en pasarela



El primer escritor que recuerdo haber visto, René Marqués, era guapo, prepotente, intimidante. ¡Qué manera de hablar como quien pisa fuerte! Imposible poner en duda su sitial de jefatura en la especie, para mí admirable, de los hacedores de libros.

Marqués debe haber sido el único escritor bello de su promoción. Los demás (para no hablar de los antecesores - Laguerre, Tomás Blanco, José Luis González) no hubieran ganado un concurso de galanes. Entre las mujeres las había no más agraciadas ni menos arrechas; por no herir sensibilidades sólo nombraré a Marina Arzola.

A juicio de la nerda, estofona, lectora enviciada y poco agraciada que fui y sigo siendo, a los escritores les interesaba el privilegio de la soledad. Un cuartito propio protegido por la intransigencia hacia cuanto apestara a falta de autenticidad –la pose era otra cosa, y algunos feos la manejaban magistralmente. No es que me reconociera en los destilados autoritarios de los padrotes de nuestra literatura de los cincuenta y los sesenta, pero sí rescato de ellos una imagen de lealtad al oficio.

Las esperpénticas e insobornables figuras de Sartre, Onetti, Woolf, Highsmith, vinieron a corroborar esta visión del lobo, o más bien del dodo estepario, confinado al calabozo del cuarto de trabajo, donde con dificultad y obstinación iba articulando una voz crítica capaz de decirle la verdad al poder. El maridaje entre falta de gracia y escritura no era constante (vg. el guapísimo Rafael Alberti, el lindo Vargas Llosa, la hermosa Clarice Lispector, el apuesto Luis Rafael Sánchez), pero siempre cabía reconocerse en un cuento de Benedetti sobre la nobleza de los feos, además de convertir en íconos de la intelligentzia la nariz de Neruda, con su soporífera voz pastosa, y el corpachón de Pedro Salinas.

Toda esta estética de la fealdad corporal, el desaliño y la dislocada sociabilidad del autor ha quedado atrás, barrida por el aire renovador de los premios, las maestrías en creación literaria, y ahora, los festivales literarios. Martín Caparrós, uno de los invitados “internacionales” al Festival de la Palabra de Puerto Rico declara en un artículo publicado en La Nación de Buenos Aires, que acepta las invitaciones a estos eventos

“para juntar millas” y agrega que lo pasa muy bien. “Y creo es más importante que vender libros. En tres o cuatro días que dura un festival, te encontrás con gente interesante, que tenés ganas de ver, que te trata bien, y además conocés lugares y comés rico, que es una instancia superior del turismo”. Subraya el autor de A quien corresponda que los festivales “produjeron un cambio radical. Antes los escritores se reunían en congresos cerrados. Ahora se convierten en espectáculo. Se presentan con la lógica del espectáculo, por lo que se requiere una habilidad que no es literaria, sino teatral. Se vende al autor y no su obra”.

No sé si la mayoría de los autores que escriben en español tienen habilidad teatral, o si valoran, en efecto, ese circuito exhibicionista, pero ¿por qué no aprovecharlo? Es poco probable que vivan de la venta de sus libros, a la manera de los autores de éxito en países más inclinados a la lectura y dominantes en el comercio editorial. Los festivales literarios, además de ser esa plataforma chic donde se reina por unos días, representan, como confiesa candorosamente Caparrós, la posibilidad de viajar. Si para ello la avinagrada figura del escritor tiene que trocarse en la del autor capaz de hablar en sound bits y fotografiarse con los fans, eso no debe conmover a nadie en el ya antiguo tinglado del mundo espectacular. Supongo que los escritores que viajan más escriben en los vuelos transcontinentales, es decir, en el aire, el lugar por excelencia para variar rápidamente de escala.

Festejar en tiempos de guerra y miseria no carece de cierta picardía seductora e incluso desafiante. Nadie me quita lo viajado, bailado y devorado.

Lo que en vez de seducir repugna es la mano de capota y pintura que se ha dado a la situación política del territorio donde se realizará el Festival de la Palabra de Puerto Rico. En una carta de José Manuel Fajardo, director de Programación del F de la P de PR, a los editores invitados, se lee lo siguiente:

Por sus características únicas (es la primera vez que un festival de este tipo se va a celebrar en Puerto Rico y es también el primero de semejante amplitud que se organiza en territorio estadounidense con la declarada pretensión de constituirse en punto de referencia de esa circulación triangular de ideas y literaturas entre Estados Unidos, América Latina y Europa), estamos convencidos de que el Festival de la Palabra de San Juan de Puerto Rico puede resultar del interés de la editorial____. Es una plataforma ideal de entrada de la literatura en lengua española en Estados Unidos… Puedo asegurarte que la expectativa generada en todo Puerto Rico por el Festival de la Palabra no tiene precedentes y contamos, además, con el apoyo de las principales instituciones políticas y civiles de la isla, desde el propio Gobernador, la Alcaldía de San Juan y la cámara de representantes, hasta la Asociación Nacional (sic) de Maestros, las universidades públicas y privadas y señaladas entidades bancarias.

Por la misma línea va el artículo "La isla puente", de Karla Suárez:

Con una cultura mixta, Puerto Rico tiene una ventana abierta hacia Estados Unidos y otra hacia América Latina. Es una isla en la que se cruzan diferentes mundos, pero muchas veces sin tocarse. Por eso se ha creado el Festival de la Palabra de San Juan… Gracias al Festival de la Palabra Puerto Rico se convertirá en el punto de encuentro que es por su propia naturaleza… Todas estas palabras dichas, junto a los debates de los escritores y a las canciones que traerán los músicos, y sobre todo, junto a la palabra escrita que llegará con los libros, harán de Puerto Rico un puente de comunicación entre nuestras distintas culturas en un momento en que, y esto no hay que obviarlo, la nueva Administración del presidente Obama intenta promover el diálogo internacional. Ojalá que el libro y la palabra sean, efectivamente, los protagonistas del necesario diálogo del siglo XXI.

La mención de Obama no merece comentario de ser pensante, pero sí cabe una apostilla a la imagen del puente. La ancestral metáfora es un refrito de la primera época del ELA, cuando Puerto Rico fue lugar de encuentro del Punto Cuatro y recibía visitantes de países tercermundistas que se formaban en esta “vitrina de la democracia” junto a militares y agentes de inteligencia latinoamericanos. Ya en la década de los sesenta la vitrina estaba rota y el puente que tantos pisaran quedó clausurado en la década de los noventa con los tratados internacionales de libre comercio.

Desde Puerto Rico no se exportan libros a ninguna parte. No se exporta ni siquiera la sombra de una realidad superada por el devenir histórico. Salvo en esa década de la vitrina, cuando la cara
fea y seductora de Muñoz adornó la portada de Time, la nuestra es una sociedad invisible. La variante estadounidense de imperialismo se ampara en pactos de silencio suscritos en complicidad desde aquí. El manto de invisibilidad no es de factura reciente. Concha Meléndez usó en 1940 una expresión que lo describe: Puerto Rico es una “tierra inadvertida en Hispanoamérica”.

Se me dirá que superar esa condición propia de la casi última colonia de un imperio santurrón, ciego y sordo es uno de los propósitos del F de la P. Conozco a la promotora del festival hace años y recuerdo que coincidimos en Nueva York en un encuentro tradicional de escritoras, allá por el 96 del 20. Ya entonces ella ambicionaba que Puerto Rico fuera sede de encuentros. Bien dotada está para este tipo de iniciativas. Lo que ha logrado en cuanto a la proyección de su persona y de su proyecto no hubiera sido posible sin carisma, talento, empuje y una ambición poco común en esta isla de quejumbrosos aplatanados.

Todo eso es plausible, siempre que no dependa de suscribir mentiras, como el interés de Santini y Fortuño en la cultura y de Lucé en El Quijote, o la imagen de Puerto Rico como plataforma de lanzamiento editorial o hipotenusa en la triangulación entre Estados Unidos, América Latina y Europa.

Vaya, en contraste, una enumeración de los crímenes de lesa humanidad y lesa cultura del gobernador que ofrecerá un desayuno protocolar a los caminantes de la alfombra roja. Comenzaron desde el momento mismo en que usurpó el poder con la ausencia de legitimidad de un golpista, armado con un discurso fraudulento y una engañosa mano suave. De inmediato confirmó su desparpajo desmantelando el Gobierno sin estimular la economía, decretando impuestos adicionales, desprotegiendo la reserva natural del Corredor del Noreste, eliminando como se aplasta una mosca molestosa al Fideicomiso del Caño Martín Peña, abriendo las arcas públicas a las “comunidades de fe” y a los consejeros intrigantes, encabezando una administración de mediocres corruptos y censores de libros, amparando narcolegisladores, descabezando al Festival Casals, intentando apagar cualquier amago de inteligencia en la UPR, administrando mal lo poco que queda y manteniéndose a flote con la misma frialdad imperturbable que lo llevó al poder.

Es irónico que de todos los gobernadores que hemos padecido sea este señor que no tiene palabra quien auspicie un magno festival de palabras. Quizás lo juzgamos mal y en verdad no se trata de un seso hueco insensible; después de todo le gustan el jazz y las ensaladas.

Los escritores de afuera llegarán, deslumbrarán con su talento histriónico (los que lo tengan) y se irán. Los de aquí no tenemos por qué conformarnos con ser feos solitarios de manos limpias, pero si algo deberíamos entender por virtud del oficio es la relación entre palabra y poder; lo mal que queda retratarse en esos espacios prime, a la sombra de los viajeros famosos, acaso ingenuamente, como el idiota de la familia, mientras el país colapsa.

23 comentarios:

Miranda Merced dijo...

Una vez más se reafirma (valga la redundancia)mi admiración por tí. Eres, además de una de las mujeres más inteligentes y talentosas de nuestra época (eso lo sabía desde antes) atrevida, franca y veraz. Si estuvieras frente a mí me verías haciendo el gesto de adoración que la letra escrita comunica y los ojos confirman.

Unknown dijo...

"Todo eso es plausible, siempre que no dependa de suscribir mentiras, como el interés de Santini y Fortuño en la cultura y de Lucé en El Quijote, o la imagen de Puerto Rico como plataforma de lanzamiento editorial o hipotenusa en la triangulación entre Estados Unidos, América Latina y Europa."

Es lo mejor que se ha dicho. Bravo, como siempre.

Anónimo dijo...

Gracias, Marta, por la sacudida. Tu artículo y el de Ana Lydia, publicado en estos días, me han dejado la cabeza zumbando.
Ya hablaremos. ¡Un abrazo!

Alberto dijo...

Marta. Es triste que alguna gente haya desconfiado de mis juicios inciales con relacion al Festival de la Palabra. Precisamente una de las cosas que apunte fue la desigualdad de la distribucion escritural a la que auntas en tu excelso ensayo. Mayra Santos me acuso de tener mala sanha. Tu articulo, junto al de Ana Lydia deberan crear mayor consciencia al respecto. Un abrazo. Alberto Martinez-Marquez

AnilinA dijo...

Saludos estimada Profesora.
Con mucho respeto le dejo este enlace de una entrevista que realicé para Diálogo; y que pienso que de algún modo toca algunos de los planteamientos que usted presenta.
Con admiración,
Dalila

http://dialogodigital.com/en/desafio/2010/04/festival-ha-sido-gestado-escritores

Lilliana Ramos-Collado dijo...

Genial, Marta. Y en este festival, los de aquí realmente seguimos siendo invisibles. Sólo los de aquí que vienen desde afuera tienen sus espacios substanciosos. Paneles de un minuto, recitales "poetódromos", farsas por doquier... Un evento mediático, que se anuncia pero que no tiene contenido porque se trata de un maratón de mil caras costosas y fugaces. Yo me he retirado porque el preview en Plaza Las Américas tenía toda la buena intención (lo organizaba Néstor Barreto), pero nada del apoyo del Festival. No fue casi nadie pues nadie de aquí lo sabía. Prueba del interés mediático de los organizadores del Festival!

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

Excelente, le voy a contar lo acontecido hace apenas una horas, en la Universidad de Puerto Rico, recinto de Rio Piedras, donde el derecho de expresión y a la educación se convierten en historia viva y palabras reales, donde una generación fascinante de juventud comprometida y responsable escriben episodios nuevos vibrantes, la mención de la apatía de un Festival laqueado y barnizado en referirse a los hechos universitarios ha conllevado que le adicionen un apellido Festival de la Palabra Enajenada...jummm y esos son lectores, esos son escritores... algo anda terriblemente mal cuando la cultura se convierte es escaparate de centro comercial... presumimos que nadie de los originadores del Festival pudo anticipar el tumulto que acontece en la isla pero y ahora oiremos a visitantes de renombre hablarnos de compromiso mientras hacemos un acto de amnesia de lo cotidiano...

Anónimo dijo...

Comentaba hoy mismo (sin haber leído esto) sobre un ensayo que escribiste por los ochenta y que, por azar, ahora repaso, y me congratulaba hoy mismo por haberte conocido, y la suerte de tu inteligencia y de tu pluma en la Isla. Me asomé entonces, por curiosidad al blog, y te leo de nuevo. Mantente así, Marta, sin cámaras, ni luces, ni despliegues en El Nuevo Día. Tu premio es tu misma prosa.

lababeldelmangle dijo...

http://delmangle.blogspot.com/2010/04/lograr-decir-alguna-cosa.html

lababeldelmangle dijo...

Creo que el ensayo de Marta anota, a su modo, cómo el F de la P (extraordinaria abreviatura) es el síntoma político de una ansiedad narcisa de cierta nada colonial que satura los espacios con su demanda en torno a la necesidad universal de que le vean el ombligo. Este drive hipertenso, adicto al figureo sabe en algún registro de la persistente, menor y oscura singularidad del escribir y pensar(se) en comunidad. Esto último es una actividad urgente en términos políticos, mientras lo primero es una forma efectivísima de acabar por vía del desalojo y la alharaca con la verdadera conversación. Las intenciones o talentos personales nada tienen que añadir o salvar ante las caricaturas patéticas que ya han asomando el pescuezo. Hablo de efectos discursivos no de perfiles biográficos. Sólo serán perceptibles los resultados y los efectos. Azota Lola, digo Marta.

Blanca Miranda dijo...

Me preocupa, sin embargo, que estemos mezclando ingredientes de manera incorrecta, porque se corre el riesgo de dañar la sopa. No me gusta cierto color que estoy percibiendo en lo que se está discutiendo. No sé si hay animadversión entre algunas personas, aparte de diferencia de opiniones. Participé en las actividades de Plaza las Américas como público y como presentadora. Había poco público, pero me siento satisfecha de mi participación, porque creo que toda oportunidad que se le brinde a la literatura hay que utilizarla. Si algo no salió bien es bueno observarlo para corregirlo en una próxima ocasión, pero en estos últimos días he sentido una vibración en el ambiente que no me parece muy saludable ni edificante. Estoy equivocada?

Lynette dijo...

Martha todo es arte, expresión. Si se puede volar en alas de un poema y de una prosa y transmitirlo al lector porque no. Un ensayo bravo y verdadero y lo es en más de un aspecto. Nunca te había leído, pero fue un placer leer algo tan inteligente y lo más importante FRANCO.

Besos.

Lilliana Ramos-Collado dijo...

Algunos ya esgrimen el argumento de siempre: envidia y odios personales. Pues eso es imposible. El formato del festival impide, deliberadamente, el intercambio entre personas. No fomenta vínculos: no da la ocasión de amar ni de odiar a nadie pues todo es superricial y fugaz. Yo también participé en lo de Plaza Las Américas. Mis respetos a Néstor Barreto. Todos sus esfuerzos genuinos valieron de poco porque evidentemente no recibió un respaldo real de parte del Festival. Allí se dió cita mucha gente, pero se dio cita con Nadie, en realidad. Como dije: fugaz y superficial. No es un problema de las personas, sino de las estructuras creadas por los que "organizan" este Festival como un show y no como una ocasión para "conocer" a estos escritores que nos visitan, y miucho menos para que ellos conozcan a nuestros escritores...

Roberto Ortiz-Feliciano dijo...

Bueno, el eterno debate, la literatura como artificio decorativo, adorno que se engancha en el espacio de la apatía y eufemismo elevado al opus de lo superficial... o verbo enardecido, imágenes que sacuden conciencia y despiertan pasiones... jumm... es parecido a eso que algunos llaman muzak y que te acompaña en el viaje de un elevador, o ese canto que te sacude y hace vibrar... somos peces nadando en aguas contaminadas, urge no embarrarse...

ROBERTO RAMOS-PEREA dijo...

"lo mal que queda retratarse en esos espacios prime, a la sombra de los viajeros famosos, acaso ingenuamente, como el idiota de la familia, mientras el país colapsa." Mi queridísima Marta.... qué tino, coño... que tino!

Marcos Reyes Dávila dijo...

Este asunto del Festival no es fácil de digerir ni de ponderar. Creo que comprendo a cabalidad tu punto de vista, pues va muy de cerca con el mío. El título de tu trabajo lo dice todo con elocuencia. Gracias. Lo anunciaré en mi www.lasletrasdelfuego.com

Anónimo dijo...

Muy bien escrito, Marta.

El Festival de la Palabra parece una buena idea porque se supone que promocione la lectura y a los escritores. Pero las fallas son demasiadas y no es cuestión de envidia. Veamos.

Lo más grave es que lo auspician Fortuño y Santini, dos figuras nefastas para la cultura. Sólo hay que recordar el ataque directo a la educación en la UPR y en el Departamento de Educación. Imagínense un Festival de la Palabra apoyado por un gobierno que desmantela la Universidad y censura los libros de escritores puertorriqueños y extranjeros. Esto sin mencionar el desmantelamiento del Instituto de Cultura, la Escuela de Artes Plásticas y otras instituciones culturales. El Festival les sirve a ambos políticos como relaciones públicas. Sentarse a la mesa y sonreír con estos dos personajes debería darle vergüenza.

El Festival parece enajenado de la realidad puertorriqueña. Por ejemplo, la situación en la UPR. Un Festival que se precie de defender la palabra, hubiera ido a la Universidad, incluso estando en huelga. Pero, después de lo expuesto en el párrafo anterior, no se podía esperar otra cosa.

Un Festival con el auspicio de los gobiernos estatal y municipal, además del apoyo del capital privado (Coca Cola y El Nuevo Día, entre otros) y que tiene un salón en Plaza las Américas, es un Festival con muchos recursos económicos y que pone a pensar en qué se gastó tanto dinero y si era necesario tener pantallas gigantes y cámaras de alta calidad y costo. Aparte de que a muchos empleados del Festival no se les paga, son voluntarios, incluidos los estudiantes de una conveniente clase de la UPR que tiene el trabajo voluntario en el Festival como requisito del curso.

El Festival tiene disponibles los libros de autores que participan del mismo, pero a precios muy altos, inaccesibles para el público en general.

La mayoría de las actividades son gratuitas, pero las conferencias magistrales cuestan $25, según me informaron empleados del Festival, lo que es ridículo. “Así van a promocionar muchísimo a los escritores y la lectura”.

Varios escritores que El Festival publicó que vendrían, no se presentaron. Por ejemplo: Volpi, Bellatin, Vila Matas. Esto es una falla grande y frustrante.

La verdad que hay palabras y hay palabras.

Anónimo dijo...

Gracias por la información. No sabía que el festival es auspiciado por Fortuño y Santini. Sabe alguien de qué manera?

Anónimo dijo...

Fortuño y Santini auspician el Festival con dinero de los gobiernos estatal y municipal, o sea, con nuestro dinero ellos se lavan la cara.

Anónimo dijo...

Marta, es refrescante leer palabras tan atinadas. Hay que resaltar, efectivamente, cómo se encubre un país que colapsa con una imagen poderosa de celebración. Me hace pensar en El congreso de literatura del argentino César Aira y su deseo de clonar a Carlos Fuentes...ese intento de imitar a las grandes metrópolis mientras se ignora lo que sucede en el país no puede terminar en otra cosa que una réplica de un sinnúmero de gusanos clonados de una corbata...celebremos, por estos espacios, la palabra desnuda, sencilla y sin grandes atavíos

Anónimo dijo...

Querida Marta:
utilizo tu blog para escribirte, porque me rebotan los mensajes que te envío a tu email (entre ellos el que te adjunto, que te mandé cuando salió "La palabra en pasarela". Un abrazo, Viviana
Mi querida Marta:

Leí tu nota sobre el festival de la Palabra. Excelente. Así va el circo mediático en el que estamos metidos…

¿Estás escribiendo? ¿salió tu nueva novela?

Quería comentarte que hace unos días me hicieron una breve entrevista en Radio Exterior de España y pude hablar un pelín pero encarecidamente de Sexto sueño.

Un abrazo enorme,



Viviana

Vilma Reyes dijo...

Hoy en Claridad, salen publicadas estas palabras de Santos Febres. Es el colmo del cinismo. Ya tuve oportunidad de felicitar a Marta en su correo personal, y ahora lo hago aquí. Un abrazo,Vilma

“Quiero recordarles a los que nos miran con sospechas que sí, es cierto, hemos recibido fondos públicos -una asignación del Gobierno Central de $150,000 dólares. Con esos fondos públicos del pueblo de Puerto Rico cubrimos pasajes y estadía de los escritores invitados.

Todavía quedaban (y nos quedan) por cubrir otros muchos gastos y es por ello que buscamos y encontramos otros auspicios en Plaza Las Américas, Empresas Ballester, Universidad Interamericana, Universidad Metropolitana, Universidad del Este, Universidad Interamericana de Ponce, Pontificia Universidad Católica de Ponce.

Sí, hemos recibido fondos públicos, más también de la Hermandad de Trabajadores No Docentes de la UPR , la Asociación de Maestros- que desde el principio nos dio la mano, el Club de Leones, y personas de a pie que nos han regalado su tiempo, nos han hecho llegar donativos, nos han ayudado de todas las maneras posibles en este Festival.

Este Festival puede que le sirva al actual gobierno de Puerto Rico para sus agendas particulares. Una de ellas, de hecho, es ofrecer a todos los ciudadanos, no importa el partido político, actividades de crecimiento intelectual, de desarrollo educativo y de fortalecimiento de su cultura cívica y ciudadana”.

alfavil dijo...

Pues hay que cantarlas como son, no como quieren los entreguistas que sea. Santos Febres se ha apoderado del sitial de "abeja reina" del mercado cultural de Puerto Rico con el beneplácito del gobierno. Creo firmemente en aquello del escritor como l"lobo solitario" y no como criatura de pasarela.

Primeros párrafos

Recuerdo cuando recibí el envío de mi sobrina. Leí su letra en una nota breve: quizás me interesaría conservar aquellas cartas. No pensé en ...